00035 | paris

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martina
☆   ☆   ☆

Tres de enero y ya volvimos a la pocilga, digo a París... volvió la tristeza de este lugar horrible en el que estoy obligada a vivir y encima sin mis amigos que todos ya volvieron a sus casas.

En unos pocos días ya todos vuelven a sus actividades en sus clubes y por eso hoy hacen un festejo, informal, con algunos del plantel de la selección en casa nuevamente.

Yo planeaba salir pero hoy voy a hacer una excepción y voy a quedarme toda la noche acá, claramente la excepción es solo porque vendrá Enzo... si no, me iría.

Luego de ponerme un vestido, en contra de mi voluntad, bajo a la cocina donde está toda mi familia.

–Vestida normal, gracias Dios —mi papá ríe y me besa la frente.

–¿Mi gorda que usa toda ropa grande donde está? —mi mamá me mira sonriendo.

–No se emocionen que mañana vuelvo.

Empiezan a llegar los chicos con sus familias y el único que me interesa todavía no se hace presente... debe de estar peleando con Olivia para vestirla.

Todo esto me trae recuerdos de la vez que lo conocí.

Suena el timbre y por las cámaras aparece Enzo así que soy la primera en ir corriendo a abrir la puerta y saludar a Olivia que tiene un vestido blanco y un moño del mismo color en la cabeza. Quiero una Olivia que sea mía.

–Hola —Enzo me da un corto beso después de un abrazo con su hija en el medio.

–Te teñiste...

–Promesa de mundial, ¿Vos dejaste de fumar?

–Un poco... pasen.

Cierro la puerta con Olivia en mis brazos y juntos caminamos hasta donde se encuentran todos los demás.

Me quedo con las criaturas sentada en la alfombra del living y soy totalmente feliz jugando y hablando con ellos... con los grandes puedo ser una antipática malhumorada pero con los nenes chiquitos tengo el don de hacerlos feliz.

–Mirala a la maestra jardinera —Enzo se sienta en el sillón a unos pocos metros.

–Sería la maestra que más aman.

–Ella es mía —Mateo mira a Enzo mientras se me trepa por la espalda—. No es de nadie más.

–¿Y por qué me decís a mi? —él lo mira riendo.

–Porque es mía —se escoje de hombros.

–¿Pero no la dejas tener novio? —Mateo niega con la cabeza y Enzo me mira conteniendo la risa—. ¿Por qué?

–Por que mi hermana es mía.

Ambos reímos y él sigue mirando a Enzo fijamente mientras me abraza... no va dejar de decir que yo soy solo de él y de ser celoso.

–¿Vos la peinaste? —miro a Enzo teniendo a Olivia sentada sobre mi pierna.

–Si, ¿Por? ¿Se nota?

–Y si... pero a ella igual le queda lindo.

Jugamos con Olivia hasta que ella se cansa y juega con los de su edad... y yo quedo sola así que voy junto a mi mamá.

–¿Dónde estabas? —me mira cuando me siento a su lado.

–Adentro... ¿Por?

–A mi me me parece perfecto y, de verdad, estoy muy feliz con que vos lo estés, me pone muy contenta que estés con él —dice sentándose de lado en la silla—. Pero Olivia no es tu hija.

–Ya lo sé mamá, pero ella ya estaba cuando yo lo conocí a él... y ella va a estar siempre.

–Nadie dice lo contrario, no digo que la saques del medio, yo sé que vos la querés y no tenes problema en cuidarla... pero no quiero que te encariñes más de lo que debes porque, ojalá no, pero ¿Y si terminan?

–Yo no voy a dejar de querer a alguien o ponerme un stop por el quizás... a veces el quizás no sucede.

–Espero que esa nena jamás tenga que extrañarte ni preguntarle al papá dónde estás y él tenga que decirle que no va verte más porque se separaron.

–No va a pasar eso.

–No lastimes y no le hagas daño a gente inocente, esa nena no tiene la culpa y ya tuvo suficiente en sus dos años... y él me parece más que obvio que te quiere en serio, cualquier otro antes que aguantar andar en las sombras te deja y se busca otra.

No respondo y solo asiento.














omnisciente
☆   ☆   ☆

Martina sentada junto a Leandro bajo la atenta mirada de Enzo, aunque ni siquiera estaban hablando o intercambiando miradas el pasado de ambos los condenaba en el pensamiento de Enzo.

–¿Cuando volves a Londres? —Antonela rompe el silencio cuando tiene a Enzo en frente, el cual tenía a su hija en brazos durmiendo.

–Mañana... ella también empieza el jardín.

–¿Tu mamá se queda con ustedes?

–Mis papás viven conmigo, yo solo no puedo con ella —contesta mirando a su hija—. Así que me ayudan con Oli... supongo que Marti te contó.

–Si, porque yo le pregunté... por suerte tiene un papá que la ama con su vida, cuando se dé cuenta de todo lo que haces por ella te va amar todavía más.

Él solo sonríe mientras mira a su hija.

–Anto —Enzo habla después de unos segundos.

–¿Que pasa?

–Mañana vuelvo a Inglaterra, ya sabes... y hasta el finde quizás Mar podía venir conmigo —la mira fijo—. Son cuatro, cinco días, vuelve el domingo a la noche o el lunes tempranisimo.

–¿Marti sabe?

–No, no le dije —niega con la cabeza.

–El domingo a la noche me la devolves en el aeropuerto, no acá.

–¿Si? —sonríe—. Gracias.

–Me la devolves entera como se fue —lo señala—. Y, por favor, intenten no decir ni subir nada porque Leo se entera y me mata... según todos va estar con Madison en España.

–Te la voy a devolver bien, lo prometo.

–Cuidala, por favor...

–Siempre la voy a cuidar.

–Si, ya se... no se queda más tiempo porque tiene que volver al colegio, hace mil años que no va y estoy segura que no hizo ni una tarea.

–Justo Martina... pero el domingo a la noche ya está acá de nuevo.

–Andá a acostarla en la cama de Marti así duerme bien, arriba a la izquierda.

Enzo se levanta de la silla y con su hija en brazos durmiendo, camina hacia la habitación de Martina a acostar a su hija la cual apenas toca el colchón se estira y sigue durmiendo.

–Quisiera imitarla —Martina entra a su habitación.

–Tu mamá dijo que la acueste...

–Si, me dijo recién... y me dijo que le pediste permiso para que vaya con vos a Londres.

–¿Y querés ir?

–Con vos a cualquier lado.

Martina sonríe y deja un beso sobre los labios de Enzo mientras él la mira tapar a Olivia como si fuese la mujer más hermosa del mundo, con todo el amor que existe y con todo el deseo de que ella sea toda la vida de él.

iconic ; enzo fernandezWhere stories live. Discover now