0050 | familia

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martina
☆   ☆   ☆

Estamos en Argentina, porque en unos días la selección tiene dos amistosos y el festejo del mundial, en dos dias tienen que entrar a concentrar y ahora algunos se dedican solo a salir. Ya sabrán quiénes.

Madison está conmigo, obviamente y como en cada viaje, siguiendo mi ritmo o yo el de ella, porque no sabemos quienes peor o si nos complementamos.

En un depto de Puerto Madero, que al parecer le es muy familiar a algunos acompañantes míos y no quisiera saber las que hicieron acá, estamos haciendo la previa para salir. La realidad es yo solo quería salir con Madison pero los otros se sumaron a romper la existencia, por ejemplo Leandro y Rodrigo que no terminé de decir la palabra joda que ya estaban listos para ir.

–No te hagas que vos estás acá porque tu mujer no está —Leo señala a Paulo.

–Y a otros ni les importa su mujer, como vos —lo señalo.

–Mi mujer está ahí —señala a Madison, quien está con Enzo el sillón—. Vos podrías haberlo sido también.

–Ni muerta tu mujer.

–¿A vos o te parece raro tener veintinueve, dos pibes, estar casado y tirarle onda a una pendeja de dieciocho y estar con Madison que tiene diecinueve? —Paulo lo mira fijo—. Para analizar lo tuyo.

–Vos también estás con muchas, no te hagas.

–Pero no me agarro a menores de edad como vos, Madison tenía diecisiete.

–¿Y Enzo qué?

–Enzo tenía veintiuno cuando conoció a Martina, no es mucha diferencia... vos si.

–Veintidos ahora él, veintinueve yo... números.

–911 también es un número, no te recomendaría que jodas con Madison porque está más loca que yo —asiento dándole un trago a mi vaso.

Si no, que recuerde como quedó el ex novio después de que ella descubra que le fue infiel.

Me preparo mi vaso y voy al lado de Enzo, que está totalmente en otra dimensión y me ignora como los mejores, así que me siento poniendo mis piernas sobre las suyas lo que, al fin, capta su atención.

–Ay yo no sé si les recomiendo tanto salir con Mar... menos si está en abstinencia de joda —habla Madi.

–Tampoco soy Judas.

–Ahora es una señora casada, Madi, ¿Cómo va hacer bardo? —Leo me mira y yo le devuelvo la mirada fija.

–Un embole salir ahí donde vamos, algo mejor ni en pedo.

Habla Enzo y todos se dan vuelta a mirarlo. Él estuvo negado desde el primer segundo a ir donde vamos, porque dice que es un lugar careta, pero igual viene.

–¿Y para que vas?

–Para que después no me digan amargado, pero la próxima algo mejor.

–Va porque va Martina y tiene que controlarla, si es re obvio —Paulo me señala—. Tiene miedo de que se la roben... o que ella se vaya con el primero que encuentre.

Miro a Enzo esperando que diga algo, me defienda o algo así, y no dice nada más que seguir serio.

Llegan algunos más del plantel y con Enzo seguimos uno al lado del otro sin hablar una sola palabra.

A eso de las tres de la mañana, vamos todos juntos al boliche al borde la darsena Sur, la entrada claramente es un desastre por los que saludan a mis acompañantes y quienes se le tiran prácticamente encima ganándose una linda mirada mía los gatos que miran o saludan a Enzo.

iconic ; enzo fernandezWhere stories live. Discover now