0082 | mi mujer

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martina
☆   ☆   ☆

Hoy Argentina juega en Rio de Janeiro contra Brasil, ante último amistoso del año. Obviamente estoy acá junto a Madison que me sigue a todos lados. Mi mamá no vino y se quedó en Argentina para el próximo partido... que mejor ni hablemos con quién es.

–¿Vos no pensas dejar de romperle los ovarios a mi amiga? —miro a Leandro a través del Facetime que está haciendo con ella.

–Uh Martina, pesada hermana... ahora le hablo a Enzo para que vuelva con vos.

Si por favor.

–Si yo quisiera volver con Enzo lo haría al toque, no más no quiero.

Mentira. Si él no me quiere.

–Bueno, volvé así dejas de cargosear... dale, si te moris por volver porque el español no es igual a mi amigo.

–¿Te mandó a decirme todo esto?

–Soy cupido.

–Che cupido, la cosa es pareja de dos, no de tres como vos con Camila y con mi amiga... nos vemos.

–Le dije a tu amiga hacemos la Rodri De Paul y nos quedamos juntos nosotros... me sacó cagando.

–Y si imagínate quedar como gato por vos y que encima después de que la oficialices a ella la cuernees porque el puesto de amante queda libre... no, gracias, ella tiene mejores para quedarse así.

Me mira mal y ya no me vuelve hablar a mi, solo le habla a Madison así que me retiro de la llamada con la satisfacción de saber que sabe que tengo razón. Lo que no sabe es que Madison es peor de demente que yo y que si es oficial de él a la mínima que se entere de algo lo hace arrepentirse hasta de nacer.

Me maquillo y luego me visto con la camiseta con el dorsal de Enzo... si, yo no supero.

–Ay amiga, supéralo —Mads me mira riendo.

–Vos también, justo el número del tonto este —señalo el cinco en su camiseta.

–Hoy elegiste ser la ex botinera más linda que ha existido... y yo la que dedica doble vida —me abraza riendo.

–Buscate uno que te ame solo a vos y deja de joder con ese, yo lo quiero aunque le diga que no... pero ese no cambia más.

–Como si fuese que yo no tengo a otros.

La miro fijo y ella comienza a reír.

Salimos al hotel y el Uber nos deja a unas cuadras de la cancha, caminamos juntas esas cuadras hasta llegar y cómo buena caprichosa que soy me salí con la mía y le esquivé al palco para sentarme entre toda la gente. Pese a las órdenes de mi papá y a las advertencias de mi mamá yo hice lo que quise y acá estoy, tomándome un helado detrás del arco.

Apenas salen al campo a calentar, mi papá mira a mi lugar y niega con la cabeza riendo. Ya sabe cómo soy y que siempre hago lo que quiero.

–Según yo eso no es un palco —me señala luego de patear un penal.

–Dedicame un gol, te amo —le tiro un beso y él niega con la cabeza.

Cuando salen para el himno y sigue la foto, estos engendros Brasileros empiezan a joder y como no puede ser de otra manera, y por vez mil, empiezan a los golpes, y no voy a usar adjetivos calificativos porque no quiero estar cancelada, pero ustedes pueden usarlos tranquilamente, contra los de Argentina y este es el momento en el que me arrepiento de no hacer caso de quedarme tranquila en el palco. No, ella tenía que irse a dónde le dijeron y advirtieron que no vaya.

iconic ; enzo fernandezWhere stories live. Discover now