iconic ; enzo fernandez

0089 | distancia

martina
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Diciembre, a dos días de Navidad y semanas en las que no ví a Enzo.

Ahora estoy en Rosario haciendo compras con mi mamá para los regalos de los más chicos... y espero que a mi también me regalen algo porque rno importa que ya tenga 18.

–¿Le va gustar esto a Oli? —mi mamá me muestra un juguete.

–Si, pero igual ya le compré un montón de cosas... no hace falta.

–Con tu papá queremos regalarle algo igual.

Mete al carro el juguete y de paso unas cosas más para Olivia que va a recibir regalos como si fuese su cumpleaños con cincuenta invitados.

–¿Vas a hablar con tus hermanos sobre lo que dijimos?

Cierto. Decirles que me voy a mudar del otro lado del océano, que no me van a ver tanto y tener que ver cómo se quejan de eso hasta rogando que no lo haga.

–Hoy a la noche... me estoy preparando mentalmente para llorar.

–Vamos a llorar todos hoy y cuando te vayas —me abraza riendo.

Un desastre de lágrimas va a ser eso.

Terminamos de comprar y la tarjeta echa humo prácticamente... menos mal mi papá ni siquiera mira el resúmen, obviamente.

Apenas llegamos a la casa, abro la puerta y hay un griterio de criaturas que corren por todos lados. Ya quiero volver a cuando estaba sola.

Escondo todos los regalos y apenas salgo al patio veo a Olivia en la pileta jugando sola en un flota bajo la mirada de mis papás, me ve y se desespera por salir pero no le dan las piernitas para moverse por el agua provocando nuestra risa.

–Ay mi cielo... ahora me meto con vos —le tiro un beso el cual ella responde.

–Te extrañé.

–Yo también mi vida, me voy a cambiar y vengo con vos.

Subo a mi habitación y ahí encuentro a Enzo desarmando su valija y la de su hija, apenas da media vuelta me sonríe para luego abrazarme.

–Pensé que llegaban más tarde.

–Si, pero Olivia ya estaba sentada arriba de la valija así que subimos al avión antes.

Mi reina.

–¿Me acompañas a comprarle el regalo? No le compré nada a Oli, a tus hermanos tampoco.

–Ya compramos todo, puse tu nombre también... me debes.

–Después te pago.

Si, ya conozco de eso.

Luego de ponerme la bikini, vuelvo al patio y me tiro a la pileta para abrazar a Olivia que tanto extrañé estas semanas. Enzo, mis hermanos y mi papá jugando al fútbol con dos pares de crocs haciendo de arco, humildes.

–Martina, salvaje que sos como te vas a tirar así —mi mamá me mira toda salpicada de agua.

–Mi bebita —saco a Olivia del flota y la abrazo.

–Se trepa como koala —mi mamá la mira riendo.

–Mi chiquita —la miro sonriendo—. Ahora me vas a tener todo el tiempo con vos hasta que te canses de mi.

–¿Vas a venir conmigo?

–Toda la vida juntas... tu papá también, los tres.

Obvio no hace pie así que queda a upa mío hasta que se meten mis hermanos y ella vuelve a agarrarse de su flota para jugar.