iconic ; enzo fernandez

0080 | abrazo

martina
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Hoy es el cumple de Mateo y siempre supe que iba a ir, aún cuando me maté a insultos con mi mamá y mil cosas más de las cuales hoy me arrepiento.

Mi teléfono vibra en mi cartera cuando estoy comprando el regalo de mi hermano, lo miro y es mi papá asi que lo atiendo.

–Hija, imagino que venis.

–Hola pa... le estoy comprando el regalo a Matu y voy.

–Bueno... después quiero hablar con vos, no te veo y no hablamos hace mucho tiempo.

–Después hablamos.

–¿Estás bien?

–Si, no pasa nada... te tengo que cortar, estoy comprando.

–Dale, te amo... avísame cuando estés llegando.

Corto la llamada, pago el regalo y voy hacia el auto.

Obvio no estoy nada bien por saber que voy a ver a mi mamá después de tiempo pero como todo es mi culpa tengo que callarme la boca y bancarmelas todas y de a una.

Cuando estoy a unos pocos kilómetros de la casa de ellos, le aviso a mi papá y cuando ya estoy ahí lo veo en la puerta esperandome con una sonrisa apenas me ve bajar del auto. Saco el enorme regalo de mi hermano y comienzo a caminar hacia la entrada.

–Te extrañé —dice mientras me abraza.

–Yo también —le sonrío.

–Vamos que ya tus hermanos preguntaban por vos.

Entramos a su casa y apenas salgo al patio de inmediato Mateo corre hacia mi para treparse y abrazarme de la forma más hermosa que existe mientras me dice cuánto me extrañó.

–Te traje tu regalo —señalo el paquete.

–Si pero yo quiero que vos vuelvas —dice ignorando completamente el regalo—. ¿Ya vas a volver?

–Después hablamos de eso... ¿Cómo la estás pasando?

–¡Marti!

Thiago grita y corre para abrazarme junto a Ciro y de nuevo Mateo, los tres sobre mi mientras todos los presentes tienen la mirada puesta sobre nosotros cuatro.

Yo realmente si extraño esto, y extraño el no haberlo valorado jamás, así que si me da lastima toda la situación por ellos que no entienden nada ni lo estúpida que es su hermana que tanto aman.

–¿Cómo están? —los miro con una sonrisa a los tres mientras me limpio algunas lágrimas.

–¿Ya volves con nosotros?

–Puede ser —miro a Thiago—. Ahora vamos a jugar, dale.

Mateo queda a upa mío mientras los otros dos me llevan de la ropa hacia el pelotero donde estaban saltando.

–¿Por qué lloras? —Mateo me mira tocandome la cara.

–Porque te amo y no quiero que crezcas más —lo miro sonriendo.

–Y yo quiero que vos vuelvas con nosotros —pone nuestras caras juntas—. ¿Por qué te fuiste?

–Porque estaba en Barcelona, en la que era nuestra casa... pero voy a venir también acá a verlos a ustedes.

–¿Y si vamos nosotros con vos? Cómo la otra vez.

–Después hablamos de eso, ahora a jugar con tus amigos que tenés que disfrutar tu cumple.

Lo bajo, él vuelve a jugar y yo a donde dejé el regalo, lo acomodo donde va y saludo a mi familia y los amigos de mi papá.

–¿Cómo estás? —pregunta mi papá cuando estamos a solas.