Taka

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Hoy es un día no muy feliz, el enemigo nos ha quitado Shinano e Hitachi, pero en compensación, hemos acabado con la rebelión en Shikoku, mas aun habiendo acabado con los insurrectos no creo que sea la última sublevación.

Como nuevo dato, os diré que hemos emprendido una ardua tarea de edificación en todas las provincias fronterizas. Hay construidas barreras de 3 metros de alto en todos los caminos, obligando a atravesar otros senderos más problemáticos. Kilómetros de torres de vigía y hasta murallas con fosos en forma de triángulo con estacas las laderas. El enemigo lo tiene muy complicado, no le será fácil avanzar.

Y no le fue nada fácil al ejército de Yoshitsune avanzar hasta la provincia de Totomi, estaba totalmente custodiada por mis tropas. Pero el enemigo quiso atacar la ciudad de Taka, una ciudad situada en una colina y rodeada por un gran rio.

La ciudad era una belleza, una ciudad de base hexagonal, con muros de piedra de 2 metros de alto y medio metro de grueso, casas por doquier, sin alineación alguna, un pozo en el centro de la ciudad, 6 torres, una para cada vértice, un palacio enorme en lo más alto de la ciudad fortificada.

Unas vistas aún mejores, se veía el mar en la lejanía, el bosque más verde y más frondoso que jamás haya habido, ciudades a lo largo de la zona continental, templos de todas las clases, el cielo azul y con infinidad de nubes.

En resumen, una ciudad magnifica en todos los sentidos, pero todo lo bello trae consigo una maldición, el caso de esta ciudad era su posición estratégica, era un camino directo a la provincia de Owari, fuente de mis apoyos budistas

Tristemente esa ciudad no duró mucho en mis manos, el asedio se desarrolló a lo largo de un mes, por aquel entonces llovía torrencialmente. El rio se desbordó, lo que prolongó el asedio de Taka. Mis súbditos, esperaron a que Yoshitsune atacara primero, pero aquello no fue inteligente, pues el primer ataque de Yoshitsune hizo que la ciudad se quedara cerrada y sin posibles refuerzos.

Yoshitsune había cerrado todos los caminos y, también, había empezado a mandar partidas de 20 lanceros cada hora. No parecía ser un ataque muy productivo, pero en realidad le sirvió para mantener a mis tropas ocupadas y distraídas ante posibles ataques.

Envié un ejército de guerreros budistas, que pudieron romper las filas enemigas, no fue fácil ya que aquella ciudad estaba rodeada por cuatro colinas, además, el enemigo tenia rodeada todas las colinas. Pero no duró mucho la ayuda, esta vez el enemigo contaba con un arma muy fuerte, granadas. Todos mis refuerzos fueron aniquilados y la ciudad cayó al poco tiempo, tras ser masivamente bombardeada. La población no tenía comida y se rindió al enemigo.

Perdimos una ciudad más, pero lo peor fue lo ocurrido después, los hombres fueron decapitados, los niños no sufrieron, pero sus madres se repartieron entre los soldados enemigos. Cada vez vamos a peor, no podemos seguir perdiendo más batallas. ¡Tenemos que hacer algo ya!

TairaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant