Capítulo 10

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Abandonamos la computadora porque Carlos se dio cuenta que la pop gastaba sus datos muy rápido, así que encendió su celular para continuar ahí. Me aconsejó contratar internet pero le dije que era una locura, esos servicios eran muy caros y yo apenas tenía para sobrevivir.

—Hay una cafetería, a unos quince minutos de aquí que tiene internet sin restricciones. La mayoría de las personas la visitan por eso —nos contó Natalia—. También hacen buenos postres, pero eso es otra historia.

—Entonces construyamos un cuarto para Margarita afuera. También podríamos aprovechar después de clases, ser el profesor tiene sus ventajas—respondió él mientras nos mostraba su celular, la página no se parecía a la que estaba en la máquina, aquí era más simple. Perfecto—. Lo primero, y más importante, es buscarle un nombre de usuario.

—¿Un qué? —pregunté con un enredo en la cabeza. ¿Para qué quería yo esa tontería?

—Es como su nombre...

—Margarita se escucha bien —propuso Natalia que no era muy creativa. De igual manera le di la razón porque no pensaba hacer un trámite para cambiarme el nombre. En este país primero te mueres antes de que las filas se acorten.

—Demasiado simple...

—¡Oye! —me quejé por el cumplido. Mi nombre no era simple, tampoco era un trabalenguas, pero se defendía. Al principio me era difícil por su extensión, sin embargo ya le tenía mucho apego.

—Me refiero a que un millón de personas se llaman así, quizás deberíamos probar otra cosa. Además el user ya está ocupado.

—¿Qué tienes en mente? —curioseó Natalia sabiendo que Carlos siempre estaba un paso delante, claro porque él ya había investigado. Se hacía el desentendido cuando ya tenía todo el plan construido.

—Estaba pensando en algo más llamativo. Algo que no la cambie por completo, pero que añada un plus a su personalidad. Confieso que Margaret me pareció una buena opción.

¿Margaret? ¿Con qué se come eso?¡No, no, no! Yo quería mi nombre, no ese intento de artista rebuscado.

—Escribe Margarita —le ordené, no estaba en mis planes darle la razón—. ¡Natalia, dile que es horrible!

La muchacha no contestó de inmediato, lo analizó unos segundos antes de lanzar su respuesta.

—Pues a mí me parece que suena bien...

—Traidora —susurré bien alto para que me escuchara perfectamente.

Carlos soltó una risa como respuesta a su victoria. Lo que él consideraba un triunfo inmediato, pero no, a Natalia podría echársela a la bolsa rápido, pero yo era un hueso difícil de roer.

—Mi mamá me puso Margarita, no le quebró la cabeza a mi papá en el registro civil para que ustedes me pongan como se les pega la gana —me defendí—. Margaret suena a intento de gringa.

—Es un seudónimo.

—No me interesa quien es el domino, pero a mí no me cambian el nombre —me negué. Era terca, muy testaruda, sobre todo cuando debía salir de zona de confort.

—Lo que él quiere decir es que Margaret será su nombre artístico, con el que firme sus escritos y le dará cierto anonimato —me explicó Natalia con paciencia. Querían convencerme. Era un complot—. Además sólo será una prueba, si no le gusta puede cambiarlo.

—¿En serio? —dudé rastreando un porcentaje de mentira en su argumento.

—Sí —me aseguró—. Hay una pestaña que te permite configurar tu perfil, ahí es fácil editar esos datos...

Margaret perdida en WattpadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora