Capítulo 24

2.9K 520 513
                                    

Estudiar no es tan sencillo cuando se trae un montón de cosas en la cabeza. Sumemos que no le dediqué la atención precisa a las clases por pensar en tonterías y el tiempo te pasa factura. ¿Cómo se supone que te aprendes todas las guías en menos de una semana? Al principio era como un reto, después me centré en la realidad y descubrí lo importante que es pasar este examen. He luchado mucho por esto, no puedo echarme para atrás en el último momento.

Cuando uno es viejo la memoria no pone de su parte, la mayor parte del tiempo, para retener información, pero eso no es impedimento. Cuesta más, pero no es imposible.

Pasé toda la semana pegada a los textos, no me despegaba solo para dormir, comer e ir al baño. Eso porque no podía aventarme dos actividades al mismo tiempo porque si no lo hubiera hecho. Tampoco le pude pedir mucho ayuda a Carlos porque no quería que notara que en las últimas clases estaba en mi mundo imaginario cuando él explicaba todo. Soy un desastre poniendo atención, no puedo estar en dos lados sin fallar en uno.

Y para terminarla de jorobar el maldito bloqueo me abrazaba con más fuerza, me pareció que quería estrangularme porque ni siquiera refugiarme en mis novelas servían para liberar la tensión. Después de todo lo que hice por ella y así me paga. La inspiración es una traidora, nunca hay que fiarse demasiado de ella.

Sentía la cuerda en el cuello. Estrés y preocupación, una espantosa combinación.

No sé si me dio gusto que llegara el día del examen, o estaba aceptando el destino. Por una parte sabía que si fallaba firmaría mi sentencia de muerte, pero por otra no quería alargar más la intriga. Si al final vamos para el paredón para que me la hacen tanto de emoción.

Cuando me senté en el primer asiento y esperé que Carlos repartiera los examen me di cuenta de algo, en realidad lo confirmé, a Carlos le valía un cacahuate si yo me estaba muriendo de nervios o no. Es muy buen amigo y todo lo que quieran, pero cuando está trabajando tiene muy claro que te va a fregar sin alguna distinción. Así que no podía esperanzarme a que él me ayudara más que al resto.

Y cuando vi la prueba supe muy bien que necesitaría más que suerte, y a toda la junta de profesores, para lograr reunir el puntaje.

Los exámenes son una reverenda tontería. Lo importante es que aprendas, no una calificación. Esperé que si me repetía eso un par de veces podía soltar la hoja más rápido cuando se acabara el tiempo.

Había tratado de responder lo más sencillo primero, lo malo fue que eran muy pocas preguntas fáciles. ¿Por qué ponen cosas tan rebuscadas? La mitad ni son necesarias para la vida diaria, lo dicen quien lleva varios años de ventaja. Puro gastadero de papel.

—Bien, el tiempo terminó —anunció Carlos. Me pareció que había esperado con ansías pronunciar esa frase.

¡No! Era una injusticia que durara tan poco. Necesitaba sólo unos minutos extras para darle una revisada general y cambiar lo que había puesto en un impulso.
Sentí como si un grupo de ladrones me estuvieran correteando mientras pasaba la vista por todas las líneas tratando de hallar alguna pregunta que se hubiera escapado... No, todo tenía respuestas. Incorrectas, pero al final respuestas. Viéndolo así deberían darte puntos extras por intentarlo...

—Margarita —me llamó. Levanté la vista y noté que sólo faltaba yo de entregarlo. Ya todos estaban guardando sus cosas para desaparecer.

Hice un gran esfuerzo para no pedirle más tiempo, porque de igual manera, lo que no apareció enseguida en mi mente no lo haría después de horas de meditación. Lo que bien se aprende no se olvida, y hacerme tonta tratando de hallar algo que no existía en mi cabeza era una pérdida de tiempo.

Margaret perdida en WattpadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora