1

10K 291 2
                                    

Estaba sentada cenando tranquila en un restaurante muy lujoso de un centro comercial nuevo, estaba esperando mi comida, hasta que el mesero se acercó a mí con una mirada extraña

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Estaba sentada cenando tranquila en un restaurante muy lujoso de un centro comercial nuevo, estaba esperando mi comida, hasta que el mesero se acercó a mí con una mirada extraña.

— Señorita, el hombre de aquella mesa— apunto con su mano— Le envía este trago.

En aquella mesa, había un hombre con 2 chicas muy atractivas, el me miro de manera seductora, su vista era llamativa, tenia unos ojos muy cautivadores que no te dejaban apartar la vista tan rápidamente. Asentí y agradecí, sonreí amable al hombre y decidí tomar el trago, cuando la tome no tarde en sentirme mareada, no sabía que estaba pasando. Todo comenzó a verse de color azul y pocos segundos después cuando abrí los ojos estaba de nuevo en la entrada del restaurante, pero estaba con ese hombre.

Mire a las chicas a mis costados, una era rubia y de ojos color café, tenía una peculiar sonrisa y la otra tenía pelo negro, tan oscuro como la noche y unos ojos color avellana. Quise preguntarles que estaba pasando, pero todo fue tan rápido, que ya nos encontrábamos sentados en una mesa que estaba en medio de todas las demás.

— Pediré algo y solo lo hare una vez— hablo el hombre mirándonos con rapidez a todas— Lo único que quiero de ustedes son 3 besos— se acoplo en su asiento, mirándonos con atención.

Al ver que ninguna hacia movimiento alguno por acercarse a él, decidió tomar la iniciativa y se inclino hacia la primera chica a su costado derecho. El hombre señalo sus dos mejillas y sus labios, la joven de pelo negro lo miro con seriedad y solo dio dos besos, uno en el cachete y otro en la boca. Al no completar los 3, el hombre se inclinó hacia el frente en donde se encontraba la rubia, ella no lo dudo y negó con la cabeza, para después cruzarse de hombros. Me había percatado de algo peculiar, la mujer tenía un anillo de matrimonio en su mano, algo me decía que era su esposa.

En mi distracción, sentí como la mano de aquel hombre me tomo de la barbilla, girando un poco mi cabeza, conectando así nuestras miradas.

— Es tu turno— musito en un tono bajo sin dejar de sostener mi barbilla.
No sabía qué hacer y solo opte por darle los 3 besos, en ese momento el suelo comenzó a temblar, apartándome de él, todo el lugar temblaba. Mire al hombre y el rápidamente me extendió una pastilla azul.

— Tienes que tomarla ahora— ordeno con prisa.

Sin decir nada solo hice caso. El me observó hasta que la pastilla estuvo en mi boca.

— Empezaras a sentir algo extraño, eso significa que está haciendo efecto—comento sin dejar de mirarme.

Y después de eso todo volvió a verse de una tonalidad azul marino, era como estar debajo del océano, nada se podía ver a mi alrededor y la sensación de un remolino apareció, como si me jalara aún más abajo, tornando todo negro.
Al momento en que reaccione, mire a mi alrededor, estaba parada en la entrada de una casa muy grande y elegante.
Pude suponer que estaba en Chicago ya que vi a lo lejos algunos edificios conocidos. Sin demorar, acerque mi mano a la agarradera de la puerta, abriéndola.

Entre a la casa y pude ver un retrato de aquel hombre del restaurante, el me tenia abrazada por la cintura. Observando con más detalle la imagen en el cuadro, noté que al parecer era de nuestra boda, ya que yo tenía un vestido blanco, seguí mirando el cuadro hasta que una voz me saco de mis pensamientos.

- Hola Lauren- sonrió amable- ¿Te gusta la fotografía del día de nuestra boda? - curioseo mientras me miraba de reojo.

- Si señor, es muy...elegante- dije con un poco de duda en mi voz.

- Pero ¿porque me dices señor? - pregunto el hombre algo confundido. Sonrió de lado y paso una mano por su cabello- Oh, cierto, no me he presentado, soy Kian Wells, pero muchos me conocen como el Diablo, Satán, Lucifer, entre otros nombres.

- ¿Disculpa? ¿El diablo? - sonreí divertida, aunque por dentro estuviera muriendo de miedo.

- Si, el mismo, el único dueño del infierno- Kian sonrió ante mi acto.

- ¿Pero cómo es posible que sea esposa del diablo? - me senté en uno de los sillones, pasando mis manos a través de mi cabello.

- Eso es fácil de explicar, Lauren. Veras, elijo a mis esposas en un ritual y de las que llevé a cenar tú fuiste la que me dio los tres besos sin quejarte, por eso te elegí- respondió acercándose a mí, hasta detenerse en mi costado y poner su mano sobre mi hombro.

- Esta bien- asentí no muy convencida- ¿Y qué lugar tengo como esposa del diablo? - pregunte dudosa. Levante un poco mi cabeza, para poder mirar a Kian, el cual ya me miraba con una leve sonrisa.

- Sólo Disfrútalo- termino de sonreír.

- Bien, creo que necesito estar sola- me levante del sillón apartando su agarre de mi hombro -¿Tenemos habitación o algo? - lo mire sin gesto.

- Si, esta arriba- apunto con su dedo índice en dirección a la larga escalera que era adornada por una alfombra roja.

- Gracias- me di media vuelta y caminé hacia las escaleras.

No quería ser descortés con Kian, pero en esos momentos sentía muchos sentimientos encontrados, debía de asimilar todo lo que él me había dicho.

La Esposa del Diablo¹ [Saga Sangre Maldita]Where stories live. Discover now