La Esposa del Diablo¹ [Saga Sangre Maldita]

4

Despues de la noche que tuvimos, ambos nos quedamos totalmente dormidos. Conforme pasaba el tiempo podía jurar que sentia cosas por Kian, al inicio no quería aceptarlo, pero simplemente no pude negarlo.

Ya ha pasado 1 mes desde que estoy con él y cada dia me enamora más, hoy le preparare una cena para festejar que ya cumplimos un mes juntos, decidi ir a la cocina y preparar la cena, pero al parecer mi Kian llego antes y yo no lo había notado, pues mientras partia algo de verduras senti que me abrazo por la espalda y me giró para verlo a el.

— Hola, ¿A que se debe esta cena?— pregunto Kian con curiosidad, dandome un beso en los labios.

— Me sorprende que el mismo Diablo no sepa que pasa el día de hoy— levante una seña— El día de hoy mi querido Kian, cumplimos un mes de estar juntos— comente con una sonrisa— Ahora que lo digo en voz alta eso suena demasiado cursi.

— No puedes culparme— aseguró con una leve sonrisa— Pero es asombroso y si, algo cursi para la pareja disfuncional que somos— dijo besandome nuevamente.

— Ya lo se— rei por lo bajo.

— ¿Sabes que? Siento que te amo demasiado— dijo Kian en un tono cursi, pero burlón— Y por eso nos iremos de vacaciones a un lugar muy...— se detuvo a pensar.

Lo mire atenta.— ¿Hermoso?.

— Si, como tu— tomo mi barbilla con su mano y me beso lentamente

— Al Diablo no le queda nada bien ser cursi— dije entre el beso— ¿Y cuando nos vamos?— me aparte y me gire para seguir cocinando

— Lo tomare en cuenta, me encantará molestarte con mi ternura— beso mi cuello— Nos vamos mañana, así que prepara tus cosas— susurro en mi oído

— ¿A donde iremos, Kian?— pregunte pensativa.

— Iremos a la playa, tengo una isla privada y estaremos los dos solos— respondió acariciando mi mejilla.

— Me parece perfecto, me voy a preparar todo— me aparte de su agarre  y subí corriendo a la habitación para alistar todo.

[...]

Ya pasado un largo tiempo, llego el día de irnos de viaje, baje mis cosas cerca de la puerta y fui en busca de Kian, ya que no lo encontraba por ningún lado.

Escuche pasos cerca de la sala.— ¡Lauren! ¿Ya estás lista?— pregunto gritando.

— Si, ya estoy lista— respondí parandome detrás de él.

— Bien, es hora de irnos, el auto ya esta listo para llevarnos al aeropuerto— ambos caminamos hasta la entrada, Kian se detuvo y miro el montón de maletas— ¿Porque llevas tanta ropa, querida?— me miro dudoso.

— Llevo muchos trajes de baño... que podrían gustarte— respondí acercándome a él.

Kian paso una mano por mi espalda, acariciando mi columna, para después acercarme a él.— No puedo esperar para verlos— sonrió.

— Tranquilo Satanás. Tendrásque esperar hasta que lleguemos a la playa— bese rápidamente su mejilla.

Él giro los ojos.— Bien, en ese caso, ya hay que irnos, el jet ya nos espera— apretó uno de mis glúteos antes de permitirme alejarme.

— Es hora de irnos— me aleje de él y abrí la puerta para salir de la casa.

Salimos de nuestro hogar, el chófer nos ayudó a subir todas las cosas al auto. Ya sin demorar, fuimos directo al aeropuerto privado de Kian.

— Este lugar es inmenso— observe asombrada, conforme íbamos caminando hacia el área de despegue.

— Y todo esto es tuyo— me miro de reojo y sonrió.

— ¿Mío?— pregunte confusa.

Kian me miro, asintió, levanto su mano izquierda mostrando el anillo de compromiso.— Todo lo mío es tuyo, mi querida Lauren. Yo soy tuyo.

Sonreí algo sonrojada, realmente estar con Kian parecía un sueño, una novela salida de alguna película. Hacía tiempo que no tenía algo bueno en mi vida.

Subimos al Jet, y mientras subían las cosas, nos sirvieron un poco de champán. Poco después despegamos del aeropuerto, después de unas horas de camino en el jet, llegamos a una muy bella isla, era muy gigante y colorida, había una casa sorpendente en medio y que decir de la alberca y decoración que había. Simplemente era el paraíso.