Capitulo 6: Viejos amigos

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Estaba cansada a pesar de todo no sabía utilizar bien esta aleta, no estaba acostumbrada y aunque él me esperaba, solo era una carga, pero tenia que acostumbrarme a nadar o sino Lucas me dejaría atrás y yo no podía andar sola por el océano. Algo que me sorprendía mucho era el hecho de que podía entender perfectamente lo que decía al igual que con Atena aquella vez, el idioma no se parecía en nada al español o a todos los demás que se hablaban en el mundo, aún así entendía y agradecía por eso.

--Y dime Nanami ¿por qué te encontrabas sola?-- empezó a preguntarme.

--La verdad... la verdad-- ¿y ahora que le decía? No me gusta mentir-- sólo daba un paseo y me perdí-- mentí.

--Sospecho-- susurro.

--Nunca salgo de casa y no conozco el lugar, lamentó que sea una carga-- me disculpe.

--No eres una carga, de hecho me alegra tener a alguien con quien platicar-- me sonrió. No podía negar el hecho de que Lucas era guapo, no se parecía en nada a los jóvenes que conocía de la escuela ni en los viajes con mis padres, se podía ver en su mirada la madurez que tenía.

--Dime ¿qué edad tienes Lucas?-- decidí preguntar.

--Cumpliré diecinueve, ¿y tu?--¡diecinueve! Con razón se ve más maduro, ya es mayor.

--¿Qué andabas haciendo por estos lugares?-- Esquive la pregunta con otra pregunta.

--¿Estas evitando mi pregunta Nanami?

--No-- trata de que mi voz sonará firme pero fallé.

--Mentirosa-- y se detuvo, ¿por que se detiene?

--Esta bien, tengo dieciséis muy pronto cumpliré diecisiete-- ahora era yo la que sonreía.

--¿Tus padres en verdad te dejan andar sola y con un desconocido? Eres muy pequeña Sirenita.

--Te sorprendería como son mis padres y no, no me dejan andar sola y menos con un desconocido-- dije muy segura aunque por dentro me comían los nervios--. Y no soy pequeña te sorprendería la madurez que tengo.

--Aja para escaparte de casa si que tienes madurez.

--Algún día te platicare de mi vida Lucas.

--Me gustaría que fuera en este momento.

--Algún día dije-- empecé a nadar.

--¿Te parece Mañana?-- gritó. Tonto.

Por fin habíamos llegado después de horas estar nadando.

--Bien llegamos a mi casa, es un poco pequeña pero es tu casa.

Estaba asombrada en verdad era una casa, debajo del agua, no me lo podía creer no siquiera podía describirla, era de roca o lo que fuese. Tenía unas aberturas; una grande con una puerta que al parecer era madera, a los lados también había por lo que deduje que eran las ventanas, todo rodeado de algas. Me invadieron las ganas de llorar.

Más bien iba a hacerlo, mis ojos contemplaban algo maravilloso.

--Es hermosa-- dije mientras tocaba la puerta.

--No es la gran cosa, es muy pequeña-- entramos y ahora si me iba a dar algo, cientos de cosas la adornaban, una mesa con bancos de piedra, una cocina también de piedra, sillones de piedra pero tenían una especie de tela encima, cada cosa tenía su propio estilo.

--Créeme para alguien que vive en una casa grande esta es perfecta-- la admiración se podía notar en mi voz.

--¿Así que vives en una casa grande?

PERLAS DE MAR👑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora