Capítulo 18: Piratas

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En lo que yo me recuperaba estuvimos todo un día en ese lugar, compartimos nuestra comida con aquella sirena y la bebé, estaban demasiado desnutridas.

La pequeñita estaba tan contenta conmigo y con la bolsa de perlas que traía, le hice un pequeño baile con cada una de ellas. Sus risas eran más que suficientes para saber que estaba completamente feliz.

--¿Tu don no es curar a las personas?-- me pregunto aquella sirena cuyo nombre se había negado a darnos.

--Si-- alce todo nuestro tesoro para que danzara entre todos-- también tengo uno con las perlas, me es fácil encontrarlas y controlarlas-- siguieron con su baile hasta que la pequeña se quedó dormida.

--Es increíble verdad-- le dijo Lucas-- pero no debes decirle a nadie-- advirtió.

Se hizo de noche y yo preparé todo para que ellos partieran apenas amanezca, se lo había prometido y debía cumplir mi palabra, ellas irían al refugio con todos y para eso, mi compañero debía dejarme partir sola y llevarlas.

Apenas si despertaron me vieron confundidos y yo solo sonreí, en mi bolsa puse lo indispensable para el viaje, debía encontrar esa perla cuando antes y volver con los demás.

--¿Qué haces?-- preguntó confundido.

--Me voy... y tu también-- le sonreí-- debes volver con los demás, debes llevarlas a un lugar seguro, mi madre las cuidara-- me atreví a nombrarla.

--¿Pero esque estás loca?-- estaba horrorizado--no voy a dejarte sola-- dijo.

--Tienes que-- nos alejamos un poco para que no escucharan nuestra conversación-- estaré bien-- tome su rostro con mis manos-- le prometí que estaría a salvo, tengo que cumplir esa promesa.

--¿Qué clase de persona seria si te dejo ir sola?, no conoces el océano, no creciste aquí-- nego una y otra vez-- no te dejaré.

--No podemos llevarlas con nosotros, es demasiado peligroso...

--Por eso mismo, no puedo permitir que hagas esto sola-- le negué.

--No lo haré sola, tu siempre estás conmigo, te prometo regresar cuando la consiga, no me tardaré-- le abrace para que viera que le decía la verdad, para creérmelo yo también-- es una promesa Lu-- entrelace nuestro meñique, esto era una costumbre humana pero significaba algo-- voy regresar por mi chico.

Sin poder evitarlo junte nuestros labios sellando esa promesa, volveré. Nade hasta las otras sirenas y me despedí con abrazos, él se acercó hasta nosotras y yo saqué dos dorlines de la bolsa, rápido hice collares para los dos, cuando el suyo estuvo entre su cuello el mío también buscó su lugar y empecé a cambiar mi aspecto, gracias al cambio de aleta por piernas que tuve no había cambiado mi atuendo por lo que ahora era necesario, empecé por el cabello e hice el cambio por un negro intenso y ojos cafés al igual que mi rostro y utilicé el color de la aleta de mi hermana.

--Es una promesa-- dije, entonces nade lejos de ellos adentrandome aún más a aguas profundas.

Estuve un día entero nadando sin descanso, no conocía nada este lugar, muy apenas si sabia las calles para llegar a casa con mis padres y veanme aquí en el mar que parece infinito, afortunadamente seguía la pequeña señal que mandaba aquella perla, a pesar de que yo soy la única que la escucha y la comprende no tengo idea de cómo ver todo esto.

Espero que se encuentre en un lugar solo o no se, que la tenga alguien que desee entregarla de buena manera, no quiero volver a atacar a alguien, aún tenia pesadillas por aquella explosión que cause cuando escapaba con mi nana.

Encontré un pequeño refugio en una roca saliente así que decidí descansar  lo que restaba de la noche y solo esperaba que no me llevara muchos días encontrarla.

Como de costumbre me quedé dormida y salí tarde, desayune lo último que traía conmigo, la verdad había dejado toda la comida con Lucas, ellos eran más y debían alimentar bien a la bebé.

Encontré una pequeña Aldea o pueblo, no sé que es pero vendían cosas y decidí llenar mi mochila de provisiones.

La pobre pareja vendía lo que podía por lo que decidí pagar todo con azlines, hasta les di de más a pesar de poder pagar con las más caras no lo hacía porque podía comprometer a la pobre gente, debía ser precavida.

Deje el pueblo ya casi oscureciendo y viaje por otros dos días hasta que senti la perla muy cerca.

Escondí mi cuerpo entre corales, los pobres estaban secos, no tenían vida. A lo lejos pude divisar un barco abandonado o al menos eso parecía daba demasiado miedo y como ya era noche parecía una casa del terror.

--Tenemos una curiosa-- alguien me tomo del brazo y giró mi cuerpo, aquel hombre sirena daba miedo, cicatrices adornaban todo su cuerpo y no tenía ningún cabello en la cabeza, parecía pirata-- no grites preciosa, nadie te va a escuchar-- paso su mirada por todo mi cuerpo y comenzar a temblar ¿que debo hacer? Llorar no es una opción.

--Llévala con el jefe-- dijo otro, hasta ese momento reacione que había dos hombres mirándome, el segundo igual tenía cicatrices pero se veía menos aterrador.

Aquel barco que parecía casa del terror era muchísimo peor a primer plano, trate de buscar posibles salidas, necesitaría una, una vez que recupere mi perla.

Atravesamos pasillos y perdi la cuenta en la puerta número veinticinco, ~jamás voy a salir de aquí~ debía concentrarme, el olor a lava y pesacado podrido hizo mi cuerpo temblar; que asco. Entramos por aquella puerta al final del pasillo y me sorprendió la escena, a pesar de oler a basura o lo que fuera que tuvieran allí estaba lleno de joyas y cofres con reliquias, una mesa en el centro iluminada con algunas lámparas de lava (jamás me cansaré de ver esas lámparas) y charolas posiblemente de plata, en una esquina un sillón marrón donde había otro hombre sirena.

--Jefe encontramos a esta mendiga merodeando por el lugar-- dijo, pero que insolente.

--¿Respetame quieres? Yo no soy ninguna mendiga-- me lleve una bofetada por parte de él y yo maldije por el dolor-- idiota-- dije en mi lengua.

--No debes resongar a Drago querida, nunca--dijo su jefe, debía reconocerlo estaba guapo. Tenia ojos de un azul metálico y un cabello rubio, la mitad de su rostro estaba marcado pero no le quitaba lo bello--Llevenla con la otra, mañana me encargaré de ella-- me quito todas mis pertenencias mientras protestaba.

Aquellas sirenas tomaron mis brazos y condujeron por otro pasillo muy oscuro, en la parte baja del lugar se escuchaban lamentos posiblemente de sirenas atrapadas y daba por hecho que me traerían pesadillas en el futuro.

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Lo lamento

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PERLAS DE MAR👑Where stories live. Discover now