24. Reacción Física

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Cuando terminaron las clases, fui caminando junto a Joto y Amelia hacia la salida del colegio. En la entrada estaban Anton y Solae haciéndose selfies y riendo fuerte junto a Trinidad, Mica y Diego. Al parecer esperaban turnos para sacarse fotos junto a la nueva pareja. Solae, que era la fotógrafa, parecía querer salir junto a todo el mundo.

—¿Alex, ustedes se pelearon o es que ya no soportas verlos juntos? —me preguntó Joto, pero Amelia le pellizcó el brazo para que se callara.

—¡Ouch! ¿Qué te pasa, "Ame"? —dijo, burlándose de su nuevo sobrenombre, mientras se sobaba el brazo.

—No. Es solo que no me gusta andar de violinista. —respondí.

No, no habíamos peleado, pero con Anton ya no podía seguir haciéndome el que no sabía nada. Y acercarme a Solae era necesariamente estar con él, lo que no me causaba ninguna gracia.

Cuando cruzamos el umbral de la salida, Solae, que me daba la espalda, me vio a través de la cámara y se giró directo hacia mí. Joto y Amelia se hicieron a un lado y me levantaron sus pulgares con disimulo. Les negué con la cabeza. No necesitaba ánimos ¡Necesitaba que me socorrieran!

—¿A dónde crees que vas, Alex? Casi no tenemos fotos juntos y eso hay que solucionarlo. -dijo bloqueándome el paso. A continuación se ubicó a mi lado—. ¡Mira a la cámara y di "pulpo bebé"! —dijo levantando su móvil para sacarnos una foto. La pantalla me devolvió mi cara de incomodidad.

—¡Pero sonríe! —dijo chocándome suavemente con su cadera y rodeando mi torso con su brazo para acercarme más hacia ella. A continuación presionó el botón, inmortalizando mi turbado rostro que se había tornado rojo furioso.

—Ahora te acordaste que seguimos siendo amigos. —reclamé ofendido.

—¡Pero si eres tú el que nos anda evitando! Y Anton me dijo que preferías que te dejáramos tranquilo. —Miré a Anton, quien me devolvía un rostro impasible. Por supuesto que había sido él.

Solae intentaba encuadrarnos para tomarnos otra foto, pero le quité el móvil y acomodé la cámara para disparar desde una altura mayor. Al no encontrar el ángulo deseado, la guié con mi mano y por su cintura la giré en la otra dirección.

—¿Cuándo aprenderás a sacar fotos? Este ángulo y con este fondo están mucho mejor. -dije, poniéndonos delante del muro con flores que estaba al exterior del ingreso—. ¡Pulpicornio bebé! —pronuncié con vergüenza y tomé la foto antes de esperar que Solae estuviera lista, junto a un par de fotos más. Pero Solae ya no miraba la pantalla. Me miraba a mí, con una expresión que no sabía cómo descifrar.

—Hacia la cámara —le pedí devolviéndole la mirada. Y sin querer me quedé contemplándola y conteniendo la respiración.

—¿Ya nos habíamos tomado esta foto antes, verdad? —me preguntó con los ojos bien abiertos.

«¿Lo recordaba? ¿En verdad estaba recordándolo?» Me emocioné. Pero antes de que pudiera responderle, Anton apareció quitándome el móvil de Solae de la mano.

—Es una foto bastante común. —intervino, sin que nadie le preguntara su opinión—. Quizás se parece a alguna que nos tomamos nosotros dos.

—Quizás, pero no sé por qué tengo la sensación de habérmela tomado junto a Alex. Deja revisar mi celular. —dijo, pidiéndoselo de vuelta, lo cual él hizo mirándome a mí. Ya sabía qué esperar de esta situación, por lo que no me sorprendió en absoluto cuando Solae encontró una foto de ella en este mismo lugar, pero junto a Anton.

—¡Bah! ¡Tenías razón! —admitió disculpándose. —¡Cosas que pasan! —se rió.

—¿Podemos hablar un momento? —le pregunté a Anton de la forma más diplomática que pude, para que no se notaran mis ganas de romperle la cara.

No me conoces, pero soy tu mejor amigo ¡En librerías!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora