35. Miradas indiscretas (segunda parte)

12.9K 1.7K 427
                                    

Alex

Sentía la necesidad de explicarme ante Solae, así que antes de que pudiera salir, estiré mi brazo para tocar su hombro, pero justo cuando se volteaba, Trinidad se interpuso entre nosotros, solo que en vez de dirigirse a ella como de costumbre, esta vez se giró hacia mí.

—Alex, ¿Tienes un minuto? —me preguntó, con ambas manos apoyadas sobre mi mesa, inclinándose (demasiado) hacia mí. Me eché hacia atrás intentando ver por su costado si Solae estaba mirando, pero ahora estaba girada hacia Anton. Trinidad volvió a bloquearme la vista, esta vez con su rostro. Aún esperaba mi respuesta: —I'm sorry ¿Acaso interrumpí algo?

—¿Qué quieres? —le pregunté cortante y me frunció el ceño.

—¿Así me tratas ahora, Romandi? —preguntó cubriéndose la boca con el dorso de su mano, simulando estar ofendida—. ¿Ahora que conseguiste todo lo que querías de mí?

—No, no. Disculpa —me apresuré en responder, dándome cuenta que no me convenía tenerla en mi contra estando tan cerca del Tri—. ¿En qué te puedo ayudar? —le pregunté, ahora con voz más sumisa y forzando una sonrisa.

Sin decir nada más, Trinidad me tomó de la mano y me arrastró hasta su puesto. Solae que se sentaba delante de ella, me dedicó una mirada de odio tan intensa, que podía jurar que ahora estaba aún más enfadada conmigo de lo que había estado después de la pelea. Luego de eso, salió de la sala junto a Anton, abrazándose a él como de costumbre.

—¡Alex! —Trinidad chasqueó sus dedos frente a mi rostro para que me girara nuevamente hacia ella—. Here! —dijo enseñándome dos sobres muy similares a lo que había sido mi invitación, con la diferencia que estos tenían escrito un "+1 J" y un +1 A" en vez de un nombre, en su exterior.

—Para tus amigos José Tomás y Amalia. —dijo agitando los sobres frente a mi cara.

—Amelia —la corregí, y Trinidad entornó los ojos.

—Amalia, Amelia, whatever. Si es que aún te interesan, claro. —añadió ahora alejándolos de mí, pero no lo suficiente, ya que se los arrebaté de un tirón y ella me sonrió, satisfecha—. Esta tarde quedarán activadas para que no tengan problemas para acceder.

—¡Estarán muy agradecidos! —exclamé sorprendido. Ya había perdido las esperanzas que que Trinidad hubiese considerado también esa petición. Acepté los sobres con una sonrisa.

—Ya tendrás la oportunidad de agradecérmelo después. —dijo Trinidad, alcanzando mi mano y cerrando la suya sobre ella. Aunque mi primera reacción debería haber sido rechazarla, no lo hice, e incluso logré sonreír fingiendo no estar absolutamente incómodo y perplejo. No quería arriesgarme a ofenderla. No ahora.

Luego de una mirada suya que no supe cómo interpretar, agradecí profundamente cuando Mica y Diego la llamaron al recreo y ella aceptó unírseles, disculpándose conmigo y saliendo junto a ellos de la sala.

—¿Primero Solae y ahora también Trinidad? —escuché a Joto burlándose detrás mío, luego que ella se retirara. De un solo impulso me giré hacia ellos. Amelia estaba a su lado también con una sonrisa divertida marcada en sus labios—. Pero si lo que buscas es comparar, yo creo que Trinidad supera a Solae en pechonalidad. —Amelia lo pellizcó con fuerza. A su cara se le había borrado la sonrisa.

—Si me siguen molestando, entonces no les entrego esto. —dije levantando en alto los dos sobres que contenían sus invitaciones al Tri, agitándolos tentadoramente frente a ellos. Ambos los miraron intrigados, como dos gatos hipnotizados siguiendo la luz de un láser. Al parecer aún no se enteraban de qué se trataba, así que se los extendí.

No me conoces, pero soy tu mejor amigo ¡En librerías!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora