35. Miradas indiscretas (primera parte)

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Alex

Apenas me recuperaba por el esfuerzo de subir corriendo a la sala, cuando vi entrar a Solae unos pocos minutos después, también apresurada y de la mano de Trinidad.

¿Por qué ya no venía junto a Anton?

Apenas había conseguido conciliar el sueño luego de nuestra conversación de la noche anterior y por culpa de no sentir la alarma, casi llego atrasado. Después de esa repentina muestra de cariño de su parte, de ese abrazo que por un instante me hizo creer que por fin me había recordado, me había sorprendido a mí mismo abrazándola de vuelta, con temor de dejarla ir, con miedo a que me confirmara que aún así no me recordaría. Hasta que finalmente retrocedió. En ese momento pude sentir cómo su expresión corporal había cambiado en tan solo un instante. Más tensa, más lejana, como cuidándose de mi presencia. Y me dolió darme cuenta que, a pesar de todo, ella todavía parecía desconfiar de mí.

Solae se sentó a mi lado, como siempre, y aunque no nos saludamos, por un microsegundo nuestros ojos se encontraron. Lo único que atiné a hacer fue desviar la mirada. No sé por qué lo hice, pero cuando volví a mirarla ella también me evitó de inmediato. Tuve que tomar una bocanada de aire para disminuir mis pulsaciones. Mi corazón aún no se tranquilizaba del todo, seguramente por culpa de mi carrera hacia el tercer piso.

Ya habían pasado unos minutos desde el toque del timbre que iniciaba las clases, pero aún no había rastro del Señor Milla. En vez de él, fue Anton quien apareció por la puerta, entrando a la sala con su tranquilidad característica, como si supiera de antemano que nuestro profesor de matemáticas aún no había llegado. Se sentó junto a Solae y la saludó brevemente. No sabía si era solo mi impresión o se veían menos cariñosos que de costumbre.

—¡Disculpen el retraso! —se excusó el Señor Milla, entrando justo luego que Anton terminara de acomodarse en su asiento. —Tuve un pequeño inconveniente justo cuando venía de camino. —agregó, antes de comenzar a pasar lista y dar comienzo a la clase, que transcurrió con normalidad, seguida por un recreo sin mayores novedades, hasta el módulo siguiente.

Good morning —nos saludó Mister Jonathan Summer, nuestro profesor de inglés, la segunda clase del día. Como era de esperarse, esta era una de las materias favoritas de Trinidad, y no es que lo supiera por su conocida obsesión por introducir palabras en inglés en casi todas sus frases, sino porque tampoco se esforzaba por ocultar su interés por nuestro profesor, un gringo que de físico estaba listo para correr una maratón y realizar una escena de acción sin camisa, pero que de actitud, más bien parecía un guardia de la realeza británica de lo circunspecto y serio que siempre estaba.

Mister Summer nos indicó, en su perfecto inglés británico, que hoy repasaríamos en voz alta algunos capítulos del libro que estábamos leyendo. Luego de solicitar voluntarios para comenzar a leer (Trinidad fue la primera en saltar), a continuación comenzó a llamar a varios de nosotros al azar, hasta que, de las últimas personas, nombró a Solae.

—Miss Ariella, would you please read the next paragraph from chapter 58...

Solae no hizo ningún amago por levantarse, por lo que nuestro profesor tuvo que llamarla de nuevo para que prestara atención, ayudado por Anton, quien tuvo que remecerla un poco para que se diera por aludida. Luego del sobresalto, se disculpó y pasó adelante, frente a nosotros. Hoy se notaba particularmente distraída y nerviosa, muy impropio de alguien que casi no conocía el pánico escénico y que además poseía la mejor pronunciación en inglés de toda la clase. A pesar de que cualquiera podría creer que Trinidad sería la favorita, lo cierto era que el inglés fluido de Solae era insuperable, incluso para mí. Lo sabía porque juntos veíamos muchas películas en inglés, incluso sin subtítulos y nos encantaba repetir en voz alta las escenas o frases que nos parecían más divertidas, y siempre me había admirado de lo bien que le salían sus representaciones.

—"If you will thank me," he replied, "let it be for yourself alone. That the wish of giving happiness to you might add force to the other..." —comenzó a leer Solae, deteniéndose de vez en cuando y alternándose entre mirar hacia el profesor y hacia la nada.

Aprovechando que estaba frente a toda la clase, me quedé observándola fijo, con intenciones de llamar su atención para molestarla, como si solo con mi mirada pudiese ser capaz de alcanzarla físicamente. Ella solía hacerme eso cuando yo disertaba al frente, y ahora podía imaginar el por qué le debía haber resultado divertido intentar distraerme. Pero, a pesar de mis esfuerzos, su mirada no se detenía en mí. Entre las pausas que generaban las intervenciones de Summer, sus ojos recorrían la sala, pero parecían esquivarme intencionalmente. Quizás no quería que Anton se enterara que anoche nos habíamos visto a escondidas. Era una precaución bastante sensata, ya que yo tampoco quería que él lo supiera. Ya nos daba suficientes problemas así como estábamos.

—"If your feelings are still what they were last April, tell me so at once. My affections and wishes are unchanged; but one word from you will silence me on this subject forever." —seguía leyendo.

De su actitud evasiva, aún no lograba predecir si Solae llegaría sin Anton a la fiesta o si estaba tan siquiera considerándolo. Cualquiera podría pensar que nuestra pequeña tregua había sido solo un sueño y que en verdad todo seguía igual que antes entre nosotros o incluso peor. Por suerte contaba con la prueba irrefutable de que nuestro encuentro en verdad tuvo lugar, y era el hecho de que aún dolía en mis bolsillos la desaparición de parte importante de mis ahorros.

Bajé mi vista hacia el inicio de su cuello preguntándome si estaría usando el collar. Si en verdad le había gustado tanto, era esperable, ¿no? La corbata de nuestro uniforme no permitía adivinarlo. Incluso si se la quitaba era difícil de apreciar, ya que su blusa también estorbaba. Sin darme cuenta mi mirada viajó un poco más abajo y noté como tenuemente, a través de su blusa se dejaba traslucir algo de color en lo que sería su ropa interior, y me encontré sosteniendo la respiración. ¿Era roja? ¿o fucsia quizás? No lograba distinguirlo. ¿Desde cuándo Solae usaba lencería de colores tan llamativos? ¿Era acaso por Anton? Seguramente, si lo hubiese hecho cuando aún éramos amigos, me habría fijado. Ahora que lo hacía, era difícil no darse cuenta, no solo del color que resaltaba bajo su ropa, sino también de lo apretada que le quedaba la blusa. El tamaño era bastante notorio. No en vano había considerado que la foto de Trinidad del otro día bien podría haber sido también la de su escote...

Repentinamente Solae titubeó, deteniendo la lectura de golpe y dejando la clase en completo silencio. Había perdido el hilo de su lectura, justo después de escuchar el sonido de un mensaje que había entrado en mi celular, que estúpidamente no había dejado en silencio. Despacio y con miedo, subí la vista hacia su cara, dándome cuenta que me miraba directamente a mí. Apenas nos encontramos, retiró su vista, veloz, intentando sin éxito, retomar su lectura. Mientras lo hacía, subía el libro de una forma que parecía como si intentara cubrirse con él a la altura de su pecho. Poco tardé en darme cuenta que no había sido precisamente mi teléfono el que la había distraído así de su lectura.

¡Mierda! ¡No! ¡No era lo que estaba imaginando! Y sin embargo, sí, sí que lo era. No tenía cómo ocultar el hecho de que mi vista había estado un largo tiempo fija y concentrada en sus pechos.

—"¡¡Lo siento!!" —Envió Joto un nuevo mensaje, dándose cuenta que había sido su primera notificación la que había llamado la atención de Solae hacía mí. Y era que antes había estado intentando advertirme que me concentrara en la clase y no tanto en los "ojos" de Solae. Que estaba siendo demasiado obvio.

Miss Ariella? Feeling all the more than common... —remarcó nuestro profesor en un tono cansado, para ayudarla a encontrar dónde había quedado.

–...feeling all the more than common awkwardness and anxiety of his situation, now forced herself to speak; and immediately, though not very fluently, gave him to understand that her sentiments had undergone... —se corrigió Solae, por fin retomando el ritmo de la lectura y aún manteniendo el libro a una altura poco natural y en apariencia incómoda, pero que prevendría que pervertidos como yo volvieran a interrumpir su concentración.

—Excellent Miss Ariella, Thank you. —dijo Mister Summer, cuando Solae terminó, indicándole que podía regresar a su puesto. No hacía falta decir que en su camino a sentarse evitó mirarme incluso aún más que antes. Summer nos terminó de hacer unas cuantas preguntas y nos indicó que el examen sobre el libro sería la semana siguiente, dando por finalizada la clase justo antes de que sonara la campana para el recreo.




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