Capítulo 16

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Jane era la persona más cínica y perra que había conocido en mi corta vida, era malditamente odiosa cuando se lo proponía, también falsamente buena con los chicos, pero la quería, lo hacía sin fingir.

Jane Howland me había enseñado dos cosas fundamentales.

Una de ellas, fue no andar por la vida fingiendo ser otra persona, tenía que aceptar el pequeño ogro que era, tan asocial y gruñón, sin seguir las etiquetas de los demás para poder encajar en un pequeño grupo social en donde todos eran unos hipócritas, en donde podíamos ver diferentes caretas a lo que realmente era, como en sexto año, cuando Bill Odell me invitó a su fiesta y me dijo que por primera vez en mi jodida vida, no fuera tan aburrido y supiera que existía un mundo fuera de mi habitación, se lo había comentado a la chica, quien al instante rodó los ojos y aceptó ir conmigo.

Esa noche no terminó nada bien, ella le tiró un vaso de cerveza en la cabeza cuando el chico dijo un comentario de desprecio hacia mí. No lo culpaba, todos en el instituto ya sabían que me drogaba.

La segunda, fue que jamás dejara las cosas para mañana cuando las podía hacer ese mismo día, pero si repaso eso en mi mente, no tendría sentido, oh, pero no fue culpa de alguno de los dos, la fue del destino, bah, ni siquiera creía en la mierda esa, sin embargo, yo tenía planeado confesarme a Hasley ese día, no lo estaba dejando para otro, aunque las cosas nunca salen como uno lo planea.

La quería—o posiblemente—, la amaba. No era solamente mi prima, dejemos a un lado ese estúpido lazo familiar, no, era más que eso. Desde chicos siempre nos acostumbramos el uno con el otro. Joder, cuando ella y Zach se juntaban, mis oídos y mi paciencia no descansaban ni un solo segundo.

Pushi.

Mamá siempre decía: Dios los hace y el diablo los junta.

Oh, y vaya que sí. Mi hermano murió y se quedó otro grano en el culo. Ella.

Entonces, no se trataba solamente de ser parientes, de tener la misma sangre, sino, que ambos eramos más que eso... amigos, confidentes, colegas, socios. Hermanos. Eso fuimos y seremos.

Recuerdo todas esas veces cuando íbamos al parque y fumábamos casi todas las noches, a veces nos acompañaba André y otras no. Jane siempre cargaba aquel encendedor en forma de extintor que Zev le había regalado y yo llevaba los cigarrillos o nuestra querida amiga, alias marihuana.

Siempre terminábamos riéndonos por cualquier estupidez, hasta de me dedo corazón que estaba de lado, cada que se lo mostraba por algo molesto que ella decía, se burlaba de este y me contagiaba de su risa—para nada disimulada—, yo rodaba los ojos después de carcajear y la chica miraba al cielo, como ese treinta de noviembre del año dos mil quince.

—Algún día seremos una estrella— murmuró, el humo escapaba de sus labios y entre sus dedos el cigarro se consumía con el tiempo.

—¿Segura que no estás fumando joint?— me burlé, dándole una sonrisa lobuna ante sus palabras, ella frunció su ceño ante mi pregunta, me miró y negó.

—Mi madre dice que todos nos convertimos en una estrella, algunas más brillantes que otras— sonrió—. Claro que yo seré las más cool de todas, ¡hello! ¡Soy una diosa!

Volqué los ojos. Jamás podía faltar sus auto-halagos.

Sí, igual era la persona más egocéntrica que conocí en mi vida, tan narcisista y modesta, jamás la verías con los ánimos hasta el suelo, ¡por supuesto que no, carajo! Jane Howland era el ser mas bello, y no lo decía porque era mi prima, su autoestima tenía valor y razón de estar en la cima, allá en donde ningún comentario pudiera alcanzarlo. Ella era hermosa, una mujer muy guapa y con una mentalidad abierta, no solo eso... pero estaba muy fuera del contexto.

ANTES DE ELLA © #3  [✔] Nueva versión próximamente en físico.Where stories live. Discover now