Crimson Steely Blanchard se ha convertido en el nuevo motivo de su madre para vivir. Ella hará todo lo posible para que este pequeño pelirrojo de ojos grises sea un niño feliz y sano sin importar que deba sacrificar varias cosas por él.
Sin embargo...
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Los pavos reales pueden volar por distancias cortas.
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Cuando Emeraude se fue a dormir no le tomó mucho tiempo volver a soñar que el chico tatuado aparecía junto a ella, pero el ambiente se tornó un poco diferente. Al sentir su presencia y verlo en su habitación ella no se perturbó, y el Sam de sus sueños parecía no preocuparse por eso.
La cantante se encontró a sí misma con la cabeza en el regazo del chico de rojo mientras él le acariciaba el cabello.
—¿Sammy, habrá algún día que no aparezcas mientras duermo? —Sam sonrió y negó con un pequeño movimiento de cabeza.
—Te dije la solución. Pero no quieres tomarla, así que tendrás que soportarme. —respondió el muchacho mientras pasaba sus dedos por el cabello de Emeraude.
—No malinterpretes lo que diré, pero soportarte no es tortura. Podría ser divertido.
—Ems... no se supone que deba serlo.
—Para mí sí. Con esto me evito tener que ver al Sammy real cuando vuelva de Japón.
—Podría no volver a aparecer. Y después de tu cita con el doctor Don Grandote ni siquiera yo lo sé. Podría darte razones para que tengas que buscar a mi yo de carne y hueso y le digas lo que debes.
—O podría no dormir si te pones latoso con el tema. —replicó Emeraude con desgano.
—Esa no es una opción y lo sabes.
—Está bien —la cantante respiró hondo—, no lo es. A veces me quedo dormida con Sonny en los brazos y es complicado despertar de nuevo.
—No tiene por qué ser así...
—Lo será —la joven se sentó en posición de loto—. Sammy, no quiero ser grosera, pero quiero dormir una noche sin pensar en ti. ¿Puedo?
