XXII: Tic tac, Sammy Arden.

257 26 21
                                    

Cuando cae la tarde, los pavos reales trepan a las ramas de los árboles para dormir

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

Cuando cae la tarde, los pavos reales trepan a las ramas de los árboles para dormir.

El repiqueteo de los tacones de Laetitia sobre el suelo de concreto en el laboratorio de videojuegos de la Universidad de Copper Grace hacía eco en las paredes lisas y grises de la estancia

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

El repiqueteo de los tacones de Laetitia sobre el suelo de concreto en el laboratorio de videojuegos de la Universidad de Copper Grace hacía eco en las paredes lisas y grises de la estancia. Le tomó un par de días averiguar los horarios de Sam, y por una feliz coincidencia, dio con él al enterarse por medio de la misma Aiko Watanabe que el chico tatuado planeaba pasar seis meses más en Estados Unidos dictando una serie de conferencias a varios estudiantes interesados en el mundo de los videojuegos.

Aiko le explicó a Laetitia que ella era la jefa de Sam, y que él quería enseñar unas cuantas técnicas de motion capture en la universidad que lo formó a manera de agradecimiento por todas las buenas experiencias que tuvo mientras estudió allí.

Cuando Laetitia entró al laboratorio no había nadie, así que se recostó contra la puerta, cruzó los brazos y suspiró. No tuvo que esperar mucho para ver al chico de rojo, pues unos minutos después él entraba al lugar, casi corriendo, con una carpeta llena de documentos que debía analizar, una taza de café en la mano y una rosquilla en la boca, y no se percató de la presencia de la chica de cabello violeta hasta que ella se hizo notar.

—Samuel William Arden. Ha pasado un buen tiempo —cuando el muchacho se volvió hacia Laetitia no pudo evitar mirarla de arriba a abajo, pues su imponente presencia, sus tacones negros y su vestido de fondo verde con lunares blancos hacían que las personas cercanas a ella perdieran el aliento—. Todos aquí tienen esa misma mirada. Nunca habían visto a alguien como yo, ¿o qué?

Sam respiró hondo y masticó la rosquilla antes de responder.

—Lety, es que... no te ves como alguien normal. —él, nervioso, dejó la carpeta sobre el escritorio y le dio un sorbo a su café.

El Orgullo del Pavo Real (Tomo Plumoso 2) - #LaHistoriaPlumosaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt