LOS MENDIGOS INFECTADOS

7 0 0
                                    



Ninguna ciudad querrá tener doce mil mendigos infectados con coronavirus, u otro virus que sea mucho peor, produciendo brotes por fomitas, es decir: por tocar puertas, postes, bancas, paredes, perillas de puertas y andenes. Si esto fuera viruela recargada sería el fin. Muy probablemente la presente humanidad se va a extinguir dejando apenas unos cientos vivos, por causa de una futura pandemia de viruela. Mientras tanto, deberíamos estar preparados con el campo de pruebas del coronavirus. Los mendigos y personas sin hogar deben recibir albergue, un complejo habitacional serio, con vigilancia contra desmanes, pero con salida y entrada libre. No se trata de campos de concentración y que eso quede claro. Debe haber seguimiento y presencia de la prensa en esos complejos de vivienda a cada momento. Es increíble que hasta que llegó la pandemia de coronavirus muchas ciudades no se decidieron a dar albergue a estas personas. Sólo cuando vieron que su mezquina vida corría peligro lo hicieron. Pensemos en eso. El capitalismo siempre ha podido dar lo que Epicuro dijo que la gente necesita, no quiere hacerlo por principios religiosos. «El que no trabaje que no coma». Es una religión del trabajo sin sentido. El coronavirus ha obligado a que se le proporcione a la gente servicios públicos gratis. Se ha podido haber hecho antes. Sin gente, es decir, si todos mueren, no puede haber capitalismo, por eso los burgueses llegarían a redistribuir la riqueza si de hacerlo dependiera la vida o la muerte del sistema. Esto debe dar lugar a una filosofía sobre las verdaderas causas de la pobreza: simplemente no queremos eliminarla. No tiene una causa real sino psicológica. 

LA FILOSOFÍA DEL CORONAVIRUSWhere stories live. Discover now