EL DRAMA NOTICIOSO DEL CORONAVIRUS Y EL EFECTO PLACEBO

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Epicuro, de estar entre nosotros, se habría acercado a cada paciente para hacerle saber que la felicidad es fácil de lograr, que la muerte no es nada y que es posible vencer cualquier enfermedad. Lastimosamente, ya no hay muchos epicúreos. Ahora, tenemos noticieros que nos dicen con letras rojas y música dramática cuantos infectados nuevos hay cuando aparece una epidemia. Pues claro, que tiene que haberlos, por eso se llama contagio infeccioso, pero no muestran que eso acerca al pico de contagios que, finalmente, decae y finaliza. Por cada mala noticia dan otra peor. Son verdaderos criminales. No hay filósofos, sabios, solamente periodistas, seres sin pensamiento. No informan la cantidad de recuperados diarios, enfocan las cosas hacia el drama. Esa manera de pensar y de ver las epidemias y las pandemias es peor que el virus mismo. Estos medios de comunicación son el peor enemigo, más peligroso que la infección. Cada noticia debería ser pensada, pero aquí ya nadie piensa, no hay tiempo para pensar, solamente para correr detrás del fetiche del progreso y del dinero.

Muchas personas, con cierta sabiduría, enseñan hábitos como tomar abundante agua, hacer ejercicio, e incluso, recomiendan preparativos basados en plantas que han sido usadas por muchas culturas para combatir infecciones, tales como el ajo, la cebolla y el romero. Pero entonces llegan los seguidores de Carl Popper, esos bastardos de la filosofía. Eso es falso, —dicen—, no hay evidencias de que eso funcione, eso también es falso, solamente la versión oficial de las cosas es la verdadera. Falso, falso, todo lo que no sea producido por la fabricas d la verdad y por las batas blancas es falso. Son seres estériles, pobres, sin ilusiones. Desean que los demás sean tan miserables como ellos. Son secadores de ideas, por donde caminan nada crece excepto la voz de los expertos. Esa canalla es peor aun que los periodistas de los noticieros de las grandes marcas de noticias. Los falsacionistas, los que pretenden cazar mitos, son falsos. Ignoran que cuando el ser humano es recibido por un médico que muestra empatía, que les da fortaleza, el mismo cerebro es quien produce los trasmisores químicos que preparan la recuperación.

Con el coronavirus los médicos están esperando que el sistema inmune venza al virus, ellos no tienen la cura, pero con toda la basura que el paciente ha consumido, fabricada por los noticieros y los expertos, ese sistema inmune esta deprimido, aterrorizado. Si le quitan a la anciana la esperanza en que las medicinas naturales le puedan ayudar le están quitando la mitad de su sistema inmunitario. Dejen que la gente tenga fe en sus tradiciones, el efecto placebo es tan poderoso que muchas personas muestran signos de recuperación frente a enfermedades degenerativas al recibir simples dulces creyendo que son potentes fármacos. Los cazadores de mitos dicen que beber abundante agua no va a curar a nadie del coronavirus, pero no dicen que un paciente muy bien hidratado tiene mejores condiciones inmunológicas, contra cualquier cosa, en comparación otro que no beba mucha agua o que esté deshidratado. No le deben quitar a la gente sus saberes. Son los bastardos de la filosofía, como ya lo hemos dicho. Su mito es el «saber» científico y la ilustración. Todos son ignorantes —menos ellos—. «Todo lo que la gente necesita es educación y enciclopedia». Dan tanta lástima. La agente necesita afecto, fortaleza, placer, goce sexual, empatía, ausencia de estrés y preocupaciones. Hedonismo ético. Si la gente recibiera eso, tendría sistemas inmunitarios muy fuertes, y habría más recuperados en las pandemias como la del Covid-19. Pero eso qué le puede importar a unos seres estériles y vacíos como «los expertos». Sólo viven para ganarse un reconocimiento en un concurso de belleza llamado: mundo académico. Expertos, cuyos egos fríos ya no tienen ni siquiera capacidad de interpretar el mundo. Pero estos expertos simplemente reciben millones para crear pánico intelectualizado.

Deberían ser juzgados con cargos penales por hacer eso. Una sociedad mejor que la nuestra estaría pensando. Nosotros miramos datos, se trata de dos cosas diferentes.

Los expertos dicen que los virus no son seres vivos, eso es falso, los racionalistas extremos y fanáticos de la razón y de la ilustración, esos, no son seres vivos: son seres muertos en vida. En vez de sangre, por sus venas corre alcohol antiséptico al 75% e hipoclorito sódico al 25 %. Sus blancas batas son el reflejo del poco color que hay en sus almas. Por eso, justamente por eso, se especializan en quitarle a los demás la fe en cualquier cosa. Esa filosofía se llama positivismo o filosofía del lenguaje, su máximo exponente es Carl Popper, y esa es, finalmente, la filosofía de la ciencia. «Sólo las evidencias nos darán la verdad»: ese es su lema. Pero, precisamente, la evidencia ha demostrado que esa filosofía es falsa, justo lo necesario para devolverles algo de su propia medicina. Paul Feyerabend fue quien lo demostró. 

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2020 ⏰

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