EL CORONAVIRUS NOS HA DADO SU PROPIA CURA

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EL EJÉRCITO DE INMUNES

Esta es la línea de base, si no nos crees confírmalo: todos aquellos que no enfermen o que se recuperen, durante una pandemia o epidemia local, deben ser carnetizados y puestos a servir como auxiliares en tareas varias para la confrontación de la respectiva pandemia, y, además, su sangre lleva el material de anticuerpos para obtener el suero inmunitario. Sinceramente, los profesionales de la salud que manejan temas tales como las epidemias en nuestros países, al menos a las gunas veces, parecen haberse ganado su título en una rifa de aguacates. Los epidemiólogos de moda ahora sólo saben generar pánico creando cálculos exponenciales de números elevados de muertos y contagios, parecen Steven Spielberg. Ellos sólo se enfocan en ese aspecto. Para eso no hace falta ir a una universidad a estudiar medicina y epidemiología. Una calculadora online puede hacer eso. Cualquier epidemiólogo —decente— y que realmente haga su trabajo, sabe que durante casi todo contagio colectivo surgen infectados no sintomáticos que luego de cierto número de días dejan de trasmitir la enfermedad y, muchas veces, surgen otros que son inmunes a la infección específica dada. Aparte de esos dos grupos, hay un tercer conjunto de personas que enferman y se recuperan.

Hay miles de personas con este perfil. Quizás cientos de miles. Sujetos presuntuosos y fanfarrones como Yair Bolsonaro andan diciendo que son inmunes, pues, bueno, para que el sistema de atención hospitalaria durante una epidemia no colapse, precisamente, esos son los sujetos que hay que poner frente a los enfermos, ayudándolos a ser trasladados, a vestirse, empleándose en cosas de ese tipo. Pues, entonces, que Bolsonaro lo haga si es que es inmune y si es tan valiente. Estamos hablando en serio. Y que aporte su sangre para hacer el suero.

Estos inmunizados son la línea de frente, incluso, del suero de su sangre se debe producir rápidamente el material farmacéutico para contrarrestar el virus. Eso es un hecho comprobado. Pero este pueblo lento, adicto a las noticias, paralítico de pensamiento, incapaz de pensar, sólo apto para el pánico, no cuestiona a sus gobernantes ni les exige que tomen estas medidas. Los expertos lo callan todo, ellos no nos van a decir las cosas a menos que sean sometidos a un largo interrogatorio.

En el caso específico del virus tipo corona del 2019 ha habido muchos sujetos recuperados, y muchos oros que son inmunes y asintomáticos detectados. Ellos deben ser carnetizados y reclutados para hacer la línea de confrontación al virus, y de su sangre se debe obtener la vacuna o el suero antivirial. ¿Somos tan estúpidos como para creer que no hay vacuna todavía? Desde el día en que el primer paciente enfermo se recuperó la misma naturaleza nos dio la cura. Cualquier estudiante avanzado de química farmacéutica lo puede hacer en un laboratorio adecuado de una universidad. ¿Podemos construir Ipods, tablets, celulares inteligentes y no tenemos un pinche laboratorio para obtener el suero de un paciente inmunizado? Qué gran progreso. Qué gran tecnología. Sólo la hemos usado para la vagancia.

Cuando el sujeto pensante descubre estas cosas se pregunta si acaso todo esto se trata de hacer algún tipo de experimento usando a la gente como conejillo de indias, pues, no se hace el suero de inmunidad ya habiendo los medios suficientes para hacerlo, y no se usa a los recuperados y los inmunes para ayudar al sistema de salud a no colapsar, entonces, da la ligera impresión de que simplemente se trata de observar cómo la gente entra en pánico para ver cómo reaccionan las masas, como en una especie de gran experimento social. Algún observador acaso quiere ver como nos comportamos encerrados, o quizás hay un interés en demorar el suero para que el ejército tenga la excusa perfecta para salir a reprimir a la gente, quizás todo esto sea un gran reality show, pues una cosa es segura: el momento en que el primer recuperado se levantó de la cama ya teníamos en su sangre el anticuerpo para curar a todos, el «antídoto».


LA FILOSOFÍA DEL CORONAVIRUSWhere stories live. Discover now