Capitulo 15.

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-Tío, te volveras Frida Kahlo si sigues frunciendo las cejas así.- comentó Liza.

Charlie soltó un gruñido.

-¡Esque esto es increible!.- exclamó molesto.

-No deberías ver el periódico. Solo te hace enojar.- opinó Bella sentandose en la mesa junto a su padre.

Charlie no respondió, solo se dispuso a seguir leyendo el periódico con el ceño fruncido. Liza apagó la estufa terminando de preparar el desayuno que consistía en unos Hot-cakes, sacó tres platos y coloco cinco en cada uno, puso un trocito de mantequilla sobre ellos y despues vertió la miel. Colocó un plato frente a su prima y Charlie, quien refunfuñando dejó el periódico sobre la mesa doblandolo para que tomara poco espacio.

-Gracias, Liza.- dijo él cuando su sobrina dejó una taza de café junto a los Hot-cakes.

-Por nada. Ahora, dime que es lo que te tiene tan molesto.- pidió mientras se sentaba a desayunar y se servía un vaso de leche.

Bella comía el deayuno con cierto fastidio. No porque tuvieran mal sabor, sino porque sabían tan buenos que le molestaba hasta cierto punto.

-Odio las ciudades grandes. Es por eso que todos prefieren las pequeñas.- musito Charlie.

-¿Que tienen de malo las ciudades grandes?.- preguntó Bella.

Elizabeth mostró una mueca al sospechar lo que su tío diría. Si bien, las ciudades grandes eran mas peligrosas que las pequeñas, Forks podría ser una excepción, dado que en este pequeño pueblo habitaban seres míticos que pese a no dañar a nadie son tremendamente peligrosos.

-Seattle está compitiendo para ser la ciudad mas peligrosa.- espetó el oficial.

-¿Porqué dices?.- cuestionó Liza.

-Han habido muchas desapariciones y muertes las ultimas semanas.- dijo sin alargar mucho la situación.- Asi que, no quiero que se les vaya a ocurrir querer ir a Seattle, lo tienen prohibido.

Elizabeth asintió de acuerdo. Pero Bella no parecía del todo contenta con aquello, mas cuando pretendió decir algo, unos golpes en la puerta la interrumpieron. Charlie giró los ojos soltando un gruñido de fastidio mientras terminaba de desayunar, se puso de pie al mismo tiempo que Bella corría a abrir la puerta.

-No sé porque sigo permitiendo que él venga.- espetó Charlie.

-Le levantaste el castigo recuerdas.- comentó Liza con cierto fastidio.

-Lo lamento, pequeña. Sé que te molesta que te haga estar rondandolos como condición.- se disculpó.- Pero, aunque ellos ya no sean pareja, no quiero que Bella cometa una locura. Sabes a lo que me refiero.

Y vaya que lo sabía. No dudaba que Bella se le insinuara a Edward como ultima opción para que se quede con ella. Pero Liza sabía que aunque Bella hiciera aquello, Edward no caería, pues él era muy chapado a la antigua y lo mas seguro era que le diera un ataque de vergüenza y nervios ante incluso de que Bella intente quitarle la camisa.

Aquel pensamiento la llenó de amargura.

Sabía que su gusto por Edward se estaba convirtiendo en algo mas las ultimas semanas, muy en el fondo intentaba controlarlo. Faltaba poco para la graduación y ella rogaba internamente en que el tiempo pasara lo mas rapido posible, pues temía de sus sentimientos por el vampiro. Su plan de alejarse de los Cullen funcionó por varias semanas, pero como faltaba poco por terminar la jornada escolar lo que disminuía sus excusas por alejarse.

-Esta bien, tío. Lo comprendo.- aseguró comiendo su desyudo.

Charlie asintió agradeciendo mientras se colocaba su chaqueta donde relucía su placa policial. Caminó a la salida despidiendose, mientras Bella venía entrando con Edward detras, el segundo le deseó un buen día a Charlie quien solo soltó un gruñido en respuesta.

Monstruo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora