Capitulo 38.

3K 184 11
                                    

Llegaron a Forks hace unas cuantas horas. Fue todo un alboroto cuando llegaron que sintió muy abrumada. No perdieron tiempo y Carlisle se dedicó a analizarla e investigar todo con respecto al embarazo de la pelirroja. Mas sin embargo, Elizabeth sentía que él no decía nada que pudiera hacerla sentir mejor. Solo se dedicaba a decir los riegos.

"Te esta rompiento las costillas"
"Esta creciendo mucho"
"Es muy fuerte"
"Puede romperse la placenta"

"Es posible que no soportes el embarazo"

Elizabeth sabía lo que pretendía, solo querían hacerle ver lo malo de aquel embarazo, lo habían hablado antes. Carlisle salió de la biblioteca que había convertido en un cuarto de hospital improvisado.

Edward estaba de pie frente al ventanal, su espalda estaba tensa y ella sabía porque, desde lo que le confesó en el jet, él le había dicho que todo estaba bien, que mientras para ella no significara nada, él estaría dispuesto a dejarlo pasar. Elizabeth aclaró que ella prácticamente ni recordaba mada, que había sido Frost quien había hecho todo eso. Pese a que Edward dijo que la había perdonado y que era algo que ambos debían olvidar, Elizabeth lo notaba diferente desde entonces, mas distante y pensativo, por mas que quiso explicarle mas y disculparse de nuevo, él no se lo permitió, aseguraba que estava bien.

-Lamento mucho esto, Edward.- susurró ante lo ultimo que dijo Carlisle, removiendose sobre la incómoda camilla.

-No puedo vivir sin ti.- susurró mas para él que nadie mas.

-Por favor, Edward, apoyame en esto...

-¿Apoyarte?.- cuestionó él girandose a verla.- Esto es una locura, ése bebé te esta matando y tu quieres tenerlo.

-No puedes culparme. Es un bebé, Edward.- dijo preocupada por el pensar de su prometido, quien cada vez estaba mas enojado.- ¿Crees que yo lo decidí?

-Si, hay muchas cosas que no decides.- ironizó con un toque amargo.

Elizabeth abrió la boca sorprendida ante aquella insinuación del vampiro mas aquel toque venenoso que uso, como si prerendiera lastimarla y vaya que lo había hecho. Sabía a lo que se refería.

-Hubiera preferido que me gritaras.- musitó sin recibir respuesta.-Te he pedido perdón por eso. Jamas quise lastimarte, lo lamento, Edward, lo lamento.- susurró de manera entre cortada.

Edward paseo sus manos por su cabello deseando disculparse, mas sin embargo ninguna palabra salió de su boca. No quiso decir eso. Pero el enojo y los celos lo estaban consumiendo, el pensar en su pelirroja en los brazos de otro hombre era una imagen que no salía de su cabeza, pese a que Elizabeth le había dicho que no significó nada para ella. Era inevitable el no pensarlo.

-No significó nada para ti.- repitió intentando convencerse de ello.

-Por supuesto que no significó nada para mí. Edward, yo te amo.- dijo la pelirroja.- ¿Acaso dudas de mí?

-Ahora mismo, dudo de todo.- confesó el vampiro.

-¿Hasta de mi amor?

El vampiro se quedó callado ante aquella gran pregunta. Si, la respuesta era si. Pero no tenía el valor suficiente para aceptarlo en voz alta, simplemente se giro de nuevo al ventanal, pensando en lo siguiente que iba a hacer, necesitaba despejarse, pensar con claridad y convencerse de que Elizabeth lo amaba en serio. Pensó de nuevo en aquella idea que había tenido desde que Elizabeth le contó sobre lo que Frost había hecho con Jackson, ahora entendía el nerviosismo del rubio y la evasiva de sus pensamientos.

-Creo... que necesito aire.

Sin decir nada mas salió de la biblioteca a paso apresurado y sin mirar atras. Edward se habia ido dejando en shock a Elizabeth, él simplemente habia salido sin mas, sin decir palabra y responder a su pregunta. ¿Él de verdad dudaba de su amor? Comprendía lo que sentía al saber que estuvo con otro hombre, pero jamas espero que él actuara de esa manera.

Monstruo.Where stories live. Discover now