∆Cap IV∆ "El cumpleaños de Ariadna"

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Aún tenía impregnado el sabor de sus labios en los míos, fue como si me estuviera elevando hacia el cielo con una sensación inexplicable una sensación que jamás había pasado por todo mi cuerpo que no había llegado a sentir, porque ese soldado me hace perder la cordura y desmoronar me tanto cuando está tan cerca de mi, pero toda esa sensación se vio opacada por la imagen de mi padre viniendo a mi cabeza, por todos los dioses en qué estoy pensando porque tengo esos pensamientos y sentimientos por un soldado se supone que soy la heredera, la futura reina, que mi corazón no le tiene que pertenecer aún príncipe? pero me doy cuenta que en el amor nadie manda y nadie elige a quien amar pero está vez es diferente una princesa y un soldado no se pueden mezclar ni mucho menos siendo la hija del rey

Sin duda la princesa estaba totalmente preocupada por sus sentimientos hacia Ikeni, no tenía idea de como lidiar con ellos o como actuar cuando estuvieran de nuevo frente a frente pero para aumentar más su angustia y preocupación pensaba en como lo tomaría su padre si sus sentimientos llegasen a sus oídos, el castigo que impondría sobre el noble soldado solo por el hecho de estar enamorado de su hija. Ariadna no había tocado para nada sus alimentos, su mirada se iba hacia el vacío junto a sus pensamientos, esto hizo llamar la atención de su padre el soberano hasta que la saco de esa mirada perdida

-Hija mia.¿Te encuentras bien?- pregunto preocupado mirandola- ¿Porque no has comido nada?-

- Disculpa padre... es que no tengo mucho apetito - dijo desanimada soltando un suspiro

- Oh mi niña pero que ocurre? - el rey bajo del trono en dirección a la joven quien la miro con angustia - hoy es un día muy especial hija mía, ¡es tu cumpleaños!

Ella sonrió hacia el rey tratando de ocultar su angustia - tiene razón padre hoy tiene que ser un gran día -

- ¡Esa es mi hija! - dijo orgulloso Ramsés- pero antes come algo no quiero que mi heredera se enferme - coloco un beso en la frente de la princesa y volvió a tomar asiento en su majestuoso trono, trono que algún día pasaría a Ariadna y toda la responsabilidad y una gran nación caería ante sus hombros, tan solo mirar el plato de comida y pensar en todo eso hacia que su estómago sintiera agruras

Un general y un soldado se encontraban entrenando en la sala de entrenamiento, por lo visto a Ikeni se le veía con más ánimos después de aquel beso con su amada, cosa que le intrigaba a bakenmut de preguntarle que es lo que estaba pasando con el

- Buen entrenamiento Ikeni te felicito - dijo dando una palmada en la espalda del chico quien le había agradecido - ya me dirás qué te tiene tan contento? ¿acaso karoma y tú pasaron a esa parte tan rápido? - dijo en un tono burlón y picaro

-No digas tonterías bakenmut- dejo la espada en su lugar-la única mujer que me interesa es Ariadna -

- y a la única que no puedes tener recuerda eso amigo, es la hija del rey- le recordó haciendo que el joven soltara un quejido - deberias fijarte mejor en karoma, es atractiva aparte de que se ve tan exquisita con sus vestidos y agregando que no es hija del rey

- Hablas de ella como si te gustará bakenmut, ¿acaso te gusta karoma? - dijo en un tono burlón

- Admito que es linda pero también admito que no estaría mal pasar una noche con ella en mi cama - comenzó a reír tomando un poco de agua

- Deberías respetar más a las mujeres bakenmut - dijo con molestia dirigiendo su mirada al general - te recuerdo que no todas son como las que conoces en la casa de Senet

- A lo mejor, pero si no tomas la iniciativa te ganarán a tu mujer Ikeni - agrego el general

- Ya te dije que no estoy interesado en Karoma, cuántas veces más te lo tengo que repetir! - dijo molesto

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