𝐗𝐗𝐗𝐈𝐕 °𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐭𝐨𝐫𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐋𝐚 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐚°

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Despues de la tan esperada llegada de Moisés

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Despues de la tan esperada llegada de Moisés. Se reunieron los líderes de las doce tribus de Israel y en parte una gran multitud de hebreos, acatando las instrucciones  que Dios había dicho a su elegido.

Moisés resoplo para dejar atrás sus nervios pero la palmada de su hermano lo hizo entrar en calma, recordando las palabras de Dios que Aarón sería de gran ayuda para el, ambos hermanos se dedicaron una sonrisa para despues hablarle al pueblo.

Muchos de ellos pudieron reconocer al ex príncipe de Egipto, murmuraban entre ellos si se trataba de Moisés para después confirmar sus sospechas, pero ya no era aquel hombre que solía ser antes, aquel príncipe, aquel noble del palacio.
Se había convertido en aquello que Dios había planeado para el, ser el libertador.

"El Dios de sus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob me ha enviado para liberarlos"

Sus palabras retumbaban la esperanza y la fe, unos agradecían al señor por auxiliar su clamor y a otros les costaba creer, los incrédulos atacaban a Moisés con sus dudas y preguntas, uno de ellos era Core quien había cuestionado al libertador sobre el nombre de Dios.

"Yo soy el que soy" fue el nombré que Moisés les había dado por parte del señor.

Pero las dudas y las quejas seguían sonando, y fue ahí donde el ex príncipe comenzó a darles las pruebas que Dios le había dicho que les mostrará.

El callado de Aarón de la nada se convirtió en serpiente al instante en qué toco el suelo, esto provocó que todos se alarmaran ante la acción de este, se miraban atemorizados unos con otros, y una vez más Core y Datan dudaron comentando que los sacerdotes del Faraón podían hacer lo mismo, fue así que Moisés prosiguió a mostrar su mano derecha hacia todos y este la dirigió resguardandola en su pecho, al momento en que la mostró una vez más al pueblo pudieron ver qué su mano estaba llena de lepra, murmuraban todos como fue que pudo haber hecho eso, hizo el mismo acto y su mano volvió a la normalidad, estaban perplejos y atonicos ante los actos del elegido de Dios.

Un Amor Prohibido Where stories live. Discover now