-La verdad-

39 0 0
                                    

No sé convivir con mi interior. Esa es la verdad. La única, absoluta e irrefutable verdad. Una certeza que me lleva acompañando toda mi vida, ¿y qué? No puedo evitarlo. Soy así por más que odie serlo. Soy esa clase de persona de la cuál no se sabe nada por más que se intente, y es que... ¿Acaso alguien ve cómo soy? No, nadie. Es esfuerzo innecesario. No se comprenden mis motivos, ni mis razones; quizá porque ni siquiera yo puedo siendo el que lo siente. Es un caso y un caos. Mi mente trabaja a un nivel que no soy capaz de comprender aunque intente escucharme. No, de verdad, no. Lloro noches enteras por no concebir el motivo de ser así. De ser una persona que lo mismo se despierta deseando vivir, como deseando un ataúd. Esa clase de persona que está bien y en cinco minutos, por el motivo más absurdo (o a veces, incluso por ninguno) quiere alejarse de todo y crear un búnker irrompible e invisible. Esos momentos en los que soy infranqueable, o quizá trato de serlo para ver si realmente causo el esfuerzo de querer romper ese muro por parte ajena... Y eso, que soy débil. En el fondo me protejo deseando recibir daño, en el fondo quiero silencio deseando ser escuchado, en el fondo digo "nada" mientras por dentro me deshago. Supongo que me cuesta asumir todo esto. ¿La verdad? ¿En este momento? Creo que moriré solo. Y si me equivoco, quiero vivir para verlo. ¿me explico? No, no me explico para nada. Desde la primera letra de este texto es todo un sinsentido. Lágrimas. Rabia. ¿Sangre? Nah, aprendí que era innecesaria. Soy difícil. ¿Soy difícil? ¡Soy difícil! Y eso no gusta. Se va a lo sencillo. A lo simple. A lo "no-hay-que-pensar-mucho-para-comprenderlo". A lo... ¿habitual? Sí, esa sería la palabra. No me entiendo. Soy un libro que no se atreve a ser abierto. Me da miedo. Me doy miedo. Miedo. Todo cuanto me rodea me acojona de un modo imperativo. Las cosas son como son porque son como han debido ser, ¿y pues? Yo debo aceptarme, según esa regla recién estipulada en esta gran estupidez. Pero bueno, no puedo. Lo llevo intentando tiempo y ay, cuanto más intento subir más me hundo, ¿sabéis lo que jode eso? Quizá mi escalera va a un ritmo inverso. Dolor. Impotencia. Quiero gritar, llorar, correr, huir, escapar, desvanecerme, dejar de ser, encontrarme, no buscarme. Quiero tantas cosas de mí que no me otorgo ninguna. Y sí, por raro que parezca, tengo a una persona a mi lado. Pero dudo mucho que comprenda cómo soy por más que me diga que sí... ¿Cómo puedes entender un idioma que nadie ha creado? ¿Cómo puedes interpretar unas runas que yo mismo he inventado? No, no se puede cariño. Lo siento pero no se puede. No puedes. Nadie puede. Soy complicado. Me hablas y de repente te encuentras una pared fría, palabras monosilábicas y mis puños apretados al otro lado de la pantalla. Te quiero, ¿lo sabes? Yo sí lo sé. Y lo siento por las veces que te fallo, que te he fallado, y por las veces que te fallaré. Sé que odias (creo) que me sienta así y tiendes a pensar que puedo remediarlo pero déjame decirte, pequeña mía, que no puedo. Que lo intento constantemente y a veces ni siquiera eso. ¿Te quedarás? Soy un puzzle con piezas redondas. ¿Me intentarás resolver? Enloquecerás, te lo hago saber. Y te dolerá no saber qué decirme o qué hacer. Y te enfadarás por no saberme ayudar, pero déjame decirte un secreto a voces: nadie, repito, nadie puede ayudarme... La diferencia es que tú lo intentas. Eres la única persona en mi incomprensible vida que lo intenta y que lo ha intentado jamás. Y aunque sea por eso, te permito quedarte. Y más cosas, ¡por supuesto! Porque en cierto modo, confío en que seas capaz de aprender a confiar en que yo sea capaz de aprender. Te pido perdón. Por ser tan complejo, por ser un laberinto que a veces sé que te causa quebraderos de cabeza. No sé ni porqué estoy escribiendo esto, sinceramente... Supongo que como siempre, soy un cobarde. Aunque sea una vez más. He pasado varias fases, esta es otra y ya. Es quizá la que más se me repite: la bipolaridad emocional y anímica. Creo que vivo en una pseudo-depresión constante, o yo que sé. He llegado a no saber comprenderme. A sentir dolor y no explicarme el motivo. En fin, aquí queda toda esta verdad. ¿Importa? Ya se verá... Ya se verá.

Libro de poemas.Where stories live. Discover now