Hoy he vuelto a actuar mal. Te has ido un breve (no para mí) lapso de tiempo y mi mente me ha empezado a susurrar muchas cosas, y ninguna buena. Parece que enloquezco si desapareces sin más, y a veces me pregunto si es esa sensación la que debería sentir... O si debería emplear la inalcanzable calma. Las imágenes que pasan por mi cabeza son cuchillos recién afilados cuando no sé de ti, y mi maldita gráfica imaginación me hace temer lo peor. Me veo desesperado, buscándote sin éxito, tratando de encontrarte. Te pierdo y me pierdo a mí en mi mente, como un laberinto obra de un macabro ser. Un laberinto formado por paredes, sin una mísera puerta, y yo en medio sabiendo que si salgo de allí te hallaré... Pero no puedo ni salir, ni encontrarte. El mundo que engrandeces cuando estoy contigo, se hace más grande aún cuando no. ¿Dónde estarás? ¿Qué te habrá pasado? ¿Dónde habrás ido? Muchas cuestiones. No las aceptas, de hecho te enfada que actúe así y comprendo que te enfades... Es posible que te abrume porque no estás acostumbrada. Utilizas el pretexto de que "yo no me pondría así" pero es obvio: somos diferentes, y lo que sentimos el uno por el otro lo sentimos de un modo muy diferente... Tú sientes una sana parsimonia hacia todo lo que a mí refiere, quizá por esa seguridad tuya que tanto envidio. No espero que perdones mis reacciones, ni mis actitudes cuando te desvaneces sin avisar. Y sé que seguiré actuando igual, y que tú también... Así pues, ¿qué hacer? ¿Nos tragamos la rabia? Quizá sería lo mejor. Sé perfectamente que lo que te pasa por la cabeza al verme no es ni mucho menos lo que a mí. ¿Es peor? No lo sé... Más bien es diferente, mucho. Cuando yo te veo, ¿sabes que veo? La persona que más quiero. Y miles de cosas más que no sé explicar. No sé que ves tú, aunque cuando te lo pregunto tampoco me sabes responder; quizá no sepas, o quizá no lo sepas. A veces (o siempre, más bien) eso da muchísimo miedo, rozando la fobia. No sé qué me acojona más: que no sepas expresar lo que sientes, o que no sepas sentir lo que expresas. Yo tengo mucho por aprender, pero tú también. Quizá hay más oscuridad en mí de la que me permito reconocer, y empiezo a pensar que tengo miedo de perder el miedo a perderte. Ya te dije que para mí estás representando sentimientos y sensaciones que no comprendo del todo, o que a penas empiezo a entender. Eso ilusiona lo suficiente como para saber que es lo que necesito, hoy, mañana, y siempre. No quiero que dudes jamás que me importas... aunque sea a mi manera.
