10. Un largo viaje

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Reía a carcajadas mientras Evan tonteaba con la radio, me llenaba de gracia ver que no quitaba ni un segundo la vista de la carretera y yo no iba a cambiar de emisora, me divertía verlo sufrir, la canción que se oía en la radio eran ambientaciones de terror, lo cual terminó por asustarme ya que la noche caería pronto. Unas pasaron y yo reía como una loca, pero cuando ya no se veía el sol, mis vellos se pusieron de punta.

-¡Apaga la jodida radio!-grité yo, desde el asiento trasero. ¿Cómo llegué ahí?, buena pregunta, explico, justo cuando pusieron otra de esas ambientaciones se oyó uno de esos gritos donde a uno lo dejan con la alma al otro lado del mundo. Fué tan rápido que ni yo supe como diablos lo hice.

Pero lo que pasó exactamente fué que había pegado un salto y un grito incluido, de un solo movimiento había saltado a la parte de atrás y me cubrí con una manta que estaba llevando Alan en su maleta, no la ví muy bien por la oscuridad, pero podía apostar por mi vida a que era de unicornios.

-¡¿Cómo crees que puedo hacer eso?!-dijo con el mismo tono Evan, estaba igual o peor que yo en este momento-¡Está muy lejos!

-¡Tenías que instalarlo justo a mi lado!

-¡Esta no es mi camioneta!

Maldije por mis adentros a los gemelos, ellos ponían una conexión de radio justo a lado del coploto, ya que Alan era el que siempre estaba ahi, y que por ningún motivo le daríamos el volante otra vez. Ya hemos vivido eso, ¿recuerdan, no?

-¡No sé como la vayas a apagar, pero hazlo ya!-grité exasperada, la música me ponía nerviosa, hasta llegar al aeropuerto ya nos pegaba la noche y la carretera que tomamos porque sabíamos que habría demasiado tráfico no ayudó, con sus pasajes de ultratumba.

-¡Que no la alcanzo dije!

-¡No me importa, apágala!

-¡Apágala tú!

-¡Ni que estuviera loca!

Sentí como pegó un frenazo, mi cuerpo se impulso tan fuerte del asiento que terminé-de nuevo-en el asiento del copiloto, ¿cómo hice eso?, ni yo sé. Mis piernas estaban sobre el asiento y mi cabeza casi por la puerta. De la nada la música paró, y fué en ese momento que me dí cuenta de lo que pasaba.

No teníamos gasolina.

La música se volvió a encender, pero el auto no arrancaba, Evan miró confuso al volante, trató de volverlo a prender, luego trato de acelerar pero el auto no cedió.

Los chicos estaban delante nuestro no nos verían, por este lugar ni un muerto se aparecería, tomé mi móvil: sin señal. ¡Basura de tecnología!

-¿No llenaste el tanque verdad?-dije manteniendome tranquila. Evan se retrajo en su asiento, como si se acurrucara en un espacio reducido, en simples palabras: se había hecho una bolita viviente.

-No-murmuró.

Respira, respira, respira....inhala, exhala....inhala, exhala...no lo mates...no lo mates...

-¡¿Cómo que no pusiste gasolina?!

-¡Creí  que tus primos lo habían hecho, ni siquiera me fije!

-¡¿Cómo piensas que llegaremos a nuestro vuelo ahora, Evan?!

-¡No grites y mejor dame una solución, Danna!

Ambos nos callamos. Sabíamos que nuestra discución no ayudaría en nada. Cuando me percaté de que aún estaba de cabeza me senté rápidamente, la música tétrica sonaba en mis oídos, de prisa la apagué.

-Muy bien-dije-Tú empujas y yo manejo.

-¿Disculpa?, ¿Quieres que salga al frío de la intemperie?, no muchas gracias, no deseo congelarme y no quisiera que algún vagabundo venga y me mate, o por último, que salga algún fantasma, las malditas canciones me traicionaronn los nervios, ahora estoy temblando como gelatina.

Lords & Ladies in Conflict  [MAMP#3]Where stories live. Discover now