Capítulo 13

2.1K 411 81
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Volví a esconder la flecha en la caja, lo cual no tenía mucho sentido, puesto que la recién llegada ya la había visto y seguía con su atenta mirada cada uno de mis movimientos. Aún así, mantenerla guardada me hacía sentir una leve sensación de ventaja, que por falsa que fuese, me servía.

Me levanté suavemente y con la misma lentitud, me giré y miré a los ojos a la diosa que acababa de aparecerse ante mí. Vestía de manera sencilla, con un vestido floreado hasta las rodillas y un chaleco abierto encima, su brillante caía sobre sus hombros en suaves ondas castañas, dándole un aire primaveral.

—Soy Demeter, es un placer. —Estiró su mano hacia mí, esperando que la estrechara.

—Elizabeth Sagarra —Me presenté—. Y tendrás que disculpar mi descortesía, pero la experiencia me ha enseñado a no darle la mano a ningún dios hasta escuchar sus términos.

Bajó su brazo. Si estaba decepcionada, no lo demostró.

—Por el contrario, es bastante inteligente de tu parte —admitió—. ¿Qué más has aprendido?

—He estudiado mucho, y si me lo permites, creo que no es coincidencia que me visites en pleno invierno.

Demeter, era la diosa de la agricultura, y jugaba un rol fundamental en el cambio estacional. Su historia era muy conocida y el odio hacia su yerno, podría decirse que legendario, luego de que éste se llevara a su hija, Perséfone, a las profundidades del Inframundo.

—Estas en lo correcto. —Una cómoda silla tallada en madera, con grandes cojines, apareció a sus espaldas. Tan pronto ella se sentó, enredaderas verdes crecieron desde el suelo, curvándose entre sus patas—. Voy a contarte la parte que no puedes adivinar. Quiero una flecha de plomo.

Había que darle crédito por no irse con rodeos.

Instintivamente, escondí mis manos detrás de mi espalda, tratando de llegar a la flecha, como si realmente pudiera mantenerla lejos de su alcance.

En realidad, no la necesitaba, pero tampoco quería entregársela así nada más. Era mía, no quería cederla, sin mencionar que no tenía intenciones de verme envuelta en el lío que iba a separar a Persefone y Hades.

Hades no había sido malo conmigo, de hecho, fue medianamente justo, aunque teníamos conceptos distintos de "hospitalidad". Pactar con Demeter, era el equivalente a hacer negocios con su peor enemiga. Sin embargo, Hades también tenía la vida de Sybilla en sus manos, lo cual era suficiente para considerarlo.

Me armé de valor, presintiendo las graves consecuencias que iba a traerme esta decisión. Solo esperaba no arrepentirme, demasiado.

—Pues, negociemos su precio —dije, cuidando que no me temblara la voz.

La satisfacción inundó las facciones de su rostro divino.

—¿Qué deseas? —inquirió.

Guardé silencio, incapaz de poner en orden todo lo que deseaba en ese momento.

Cupido por siempre [#3]Where stories live. Discover now