Capítulo 1

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*Wattpad sigue con mañas por los gifts, no sé por qué*


Dedicado a @hanniatae,la chica de los edits de cupido en instagram.


Sostuve la delicada flecha dorada entre mis manos, apreciando los pequeños detalles del diseño, la firmeza del material y su ligereza.

—¡Están geniales! —exclamé.

—Adrian ha trabajado más de un mes en ellas —explicó una orgullosa madre—. Sabíamos que necesitarías mucha artillería el día de hoy.

Dejé escapar un suspiro, colmado de ilusión.

San Valentín. Día del amor, de las flores, los chocolates, el romance en su máximo esplendor...

—Córrete. —Nuestro artista hizo su aparición, con su uniforme puesto y mordiendo una rebanada de pan.

A decir verdad, lanzar palabras llenas de veneno, sin la más mínima inflexión de la voz, debía ser todo un talento divino. Aunque en su caso, probablemente lo era.

Pasó de largo y abandonó su casa. Seguramente iba tarde a clases.

Sonreí a su madre, y desaparecí casi tan rápido como el pequeño retoño.

No tardé en dar con él. Avancé lentamente en mi coche, hasta que dar a su altura.

—¿Necesitas un aventón?

Adrian movió su mano, como si un insecto le molestara.

—Este día no tiene por qué empezar mal —dije.

Un semáforo en rojo me detuvo, y le dio tiempo a Adrian para ganar distancia, no obstante, en la esquina siguiente, una feliz pareja se encontró después de una larga noche sin verse. Se abrazaron, se besaron, y el heredero de Hefesto dio media vuelta e hizo un gesto para que me detuviera junto a él.

Se subió de mala gana en el asiento del copiloto, y cruzó sus brazos sobre su pecho.

—¿No es un lindo día? —comenté.

—No te aproveches —alegó.

Llegamos a su escuela, justo a tiempo para ver a un chico entregándole un enorme oso de peluche a una chica.

Adrian hizo una mueca de disgusto.

—¿Cómo es que hay gente que gasta dinero en flores y enormes osos? Podrían comprarse veinte hamburguesas con ese dinero —gruñó.

—Pues deberías aprovechar que la soltería es barata —propuse.

Entonces, se me ocurrió una idea divertida.

Me puse uno de los aburridos uniformes escolares y me escabullí dentro de la escuela, discretamente, repartiendo amor a mi paso. Avancé por los pasillos, y me subí a un montón de casilleros que había junto a una ventana, así, desde mi posición podía examinar aún mejor a mis potenciales objetivos.

La diversión acabó cuando los alumnos entraron a sus respectivas aulas, me quedé como estúpido esperando que alguien pidiera permiso para ir al baño y así poder jugar, sin mencionar que tuve que esconderme varias veces del inspector que vigilaba el corredor como un águila, hasta que se me ocurrió flecharlo con la maestra de lenguaje, que se encontraba dando clases en el piso de arriba.

Estaba medio dormido, cuando la campana al fin sonó y me puse en posición para continuar mi ataque.

—¡Eros! —exclamó una voz.

Cupido por siempre [#3]Where stories live. Discover now