Capítulo 12

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Necesito feedback de este capítulo porque no sé si os interesa o no, así que, porfi, dejadme comentarios al final con vuestra opinión sobre, si algún día publico el libro, incluyo este capítulo o lo quito directamente <3

Capítulo 12.

Hugo

Unas horas antes...

Siempre me ha costado creer eso de que el mundo es un pañuelo y que todo es obra del destino, pero cuando me encontré con la vecinita en el pub al que había decidido ir, no pude evitar pensarlo por un momento. Lo peor de todo era admitir que me interesaba, podía sentir ese cosquilleo por mi cuerpo que me recordaba que estaba deseoso de algo de diversión.

Ni siquiera entendía por qué causaba esa sensación en mí. No era una chica explosiva, era... sencilla, discreta. Llevaba su melena castaña suelta y no le apreciaba maquillaje. Además, su ropa era sobria, nada que te hiciera mirar más de la cuenta. Aun así, no pude despegar la mirada de ella, sobre todo de la expresión de su rostro al encontrarme.

«Interesante» pensé para mis adentros, «parece que me recuerdas». Enseguida sus cejas se fruncieron y elevó el mentón, queriendo aparentar seguridad. Sonreí al verla acercarse, parecía que la situación iba a ponerse realmente interesante. Pero de repente esbozó una mueca de miedo y reculó, queriendo volver con sus amigas.

No supe el motivo, pero me vi en la necesidad de detenerla. Tenía que cruzar, aunque fuera un par de palabras con ella, más allá de las que me ofreció por cortesía en la cafetería. Además, aún le debía una disculpa por haberme comportado como un auténtico voyeur desesperado. Así que me apresuré en moverme y sujetar su brazo con firmeza, pero sin hacerla daño. No quería asustarla.

—¿Vecinita?

Su cara de susto seguía latente, indicándome que le inquietaba lo que pudiera pensar de ella o decirle, lo cual me entristecía porque no quería que tuviera esa imagen de mí. Sí, me gustaban las chicas, y, sí, me gustaba acostarme con ellas, pero no grabarlas ni extorsionarlas con ello.

—Yo...

La vi dudar. La vi mirarme de arriba abajo antes de soltar una bocanada de aire y entonces cerró las manos en un puño. Su mirada volvía a intentar demostrar seguridad y autosuficiencia, pero algo me decía que seguía alerta por lo que pudiera suceder. Esa chica me desconcertaba.

—Sí, la misma, esa que te has tomado la licencia de mirar por la ventana y seguro que hacer fotos.

Su respuesta me hizo arquear las cejas y cruzarme de brazos. Sí, intuía el motivo de porqué se había acercado, pero eso no quitaba que me sorprendiera su tono de voz al acusarme. Sí, había hecho mal, lo aceptaba, pero ella debía reconocer que, si no quería que nadie la viera, podía haber bajado la persiana. ¿A quién quería engañar?

—No te hice ninguna foto, y te recuerdo que dejaste tu ventana abierta. Soy libre de mirar por la mía, bombón.

—Enséñamelo. Demuéstrame que no me has hecho ninguna foto, o vídeo —respondió acercándose más a mí.

Cambié el peso de un pie al otro mientras contemplaba sus ojos brillando y sus labios temblorosos, como si la rabia hablara por ella. Me dolía que me juzgara de esa manera, yo no era un gilipollas. Aun así, el orgullo, mezclado con el alcohol, me hizo actuar como uno en vez de ceder a la primera. Podía escuchar las palabras de Juan, aconsejándome: «Demuéstrale quién manda. No te ablandes».

—¿Qué me das a cambio?

—¿Qué?

Su gesto de sorpresa me hizo sonreír, satisfecho por captar su atención y disminuir su seguridad. «Sí, nena, no estás en condiciones de exigir». Entonces vi cómo lo que realmente llamaba su interés eran mis labios. Sí, parecía que nuestro deseo era recíproco.

Bésame en el cuelloHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin