Capítulo 28

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Siento la tardanza, pero aquí tenéis el siguiente capítulo :) Me quedé sin capítulos en la reserva y se me juntó mucho trabajo. Lo siento mucho por ello. En cuanto pueda seguiré actualizando.

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Cuando llegué a su casa lo primero que hice fue repasar el lugar con más calma. Las paredes estaban un poco gastadas y el color se había perdido con el tiempo, se notaba que los sofás eran antiguos y la cocina estaba demasiado pegada al salón. Era una casa tan modesta como la mía, se notaba que los dueños no la habían remodelado demasiado. Aun así, en ese momento me pareció perfecta, lo que más quería era desconectar de la vida un poco, y para eso no necesitaba grandes cosas.

Ponte cómoda, vengo ahora.

Decidí hacer lo que me decía y me senté en el sofá para, acto seguido, quitarme los zapatos y subir los pies. Lo que escuchaba de fondo era a Hugo abriendo armarios de la cocina, pero no quería molestar mirándolo, así que me incliné para coger el mando del televisor en la mesita y encendí la pantalla.

Lo primero que salió fue el programa de Beatriz. Iba a cambiar porque últimamente se había vuelto cada vez más forzada, sentía que la habían impuesto un papel que interpretar y no la veía a gusto, en su salsa como otras veces, me incomodaba, pero al ver el rostro de Fénix, el que había sido el novio de Clara, junto a su nueva pareja, no pude evitar fijar el foco de atención. No solo por el morbo de querer saber cómo les iba y si se dignaría a explicar de una vez por qué había dejado a mi escritora favorita, pues intuía que nunca lo diría en público, sino por intentar descifrar qué había pasado con él, qué llevaba a una persona a dejar una relación que en apariencia estaba bien para comenzar otra que me parecía tan fría y superficial. Para mí no había color.

Los dos estaban próximos en un sofá blanco y ella tenía la mano posada en la pierna de él mientras sonreía con amabilidad, aunque a mí no me engañaba, esa curva en sus labios estaba más que ensayada. No había más que ver la cara de Matías, tenía la mirada perdida y las ojeras bajo sus ojos eran notorias. No pude evitar preguntarme si estaría bien.

—Muchísimas gracias por haber accedido a venir a hacer esta entrevista. Para mí es un honor, puesto que he seguido vuestras carreras musicales y bailo con muchas canciones vuestras. —Sonrió Beatriz con la misma curvatura que Sara. En serio que había algo que me decía que ese gesto no era real en ninguna de ellas.

—Gracias a ti por la invitación, cuando tenemos tiempo nos gusta ver tu programa —intervino la cantante.

Miré a Matías, era el único que mostraba algo de verdad al tener esa posición estática y esa oscuridad en la mirada. No le conocía, pero tenía la sensación de que se sentía vacío, como si su identidad se hubiera perdido. Ni siquiera prestaba atención a la conversación.

Mientras ellas parloteaban sobre la dirección de su nuevo disco y el anuncio de la gira, me quedé cavilando sobre el físico de Matías y un ruido me sobresaltó. Miré hacia mi derecha y me di de bruces con Hugo, que me miraba con una taza humeante en la mano y una bandeja con pastas en la otra.

—Espero que sirva, es lo que le preparo a Laura cuando está triste.

Observé con curiosidad el contenido al posar todo sobre la mesita y sonreí al ver que era leche con cacao y las típicas pastas que acompañan el té. Me incliné para coger una y musité un «gracias» antes de dar un generoso mordisco.

Hugo, mientras tanto, se acomodó a mi lado y su brazo rozó mi ropa, creando en mí un nerviosismo extraño. No sabía cómo lo hacía, pero no necesitaba posar sus labios sobre mi piel, con solo rozarme ya me producía chispazos y un huracán en el estómago. Pero estaba todo controlado. Todo.

Bésame en el cuelloDove le storie prendono vita. Scoprilo ora