𝐄𝐥 𝐋𝐢𝐦𝐛𝐨 𝐞𝐬 𝐢𝐠𝐮𝐚𝐥 𝐚𝐥 𝐈𝐧𝐟𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨... 𝐨 𝐩𝐞𝐨𝐫

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Me tenso cuando la veo acercarse a nosotros

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Me tenso cuando la veo acercarse a nosotros. Efectúa unos pasos muy suavecitos y luego se acomoda esa mata hermosa de cabello pelirrojo con finas vetas doradas. Lleva puesto un vestido largo hasta los pies, ni siquiera revela un poco de su piel y parece una princesita, en lugar de un...

―¿Qué sos?

Bernard me mira de refilón, haciendo un gesto de absoluto desdén. Me gustaría pedir perdón, pero es que necesito todos los datos antes de sacar partido por alguien. Esa chica parece titubear un poco, hace un gestito con sus pies como si buscase las palabras y mira otra vez al piso.

―Soy un fantasma―apenas susurra ―, he estado observándote desde que me sacaste la foto y te seguí fuera de la mansión. Pensé que era un chiste, pensé que esto era normal, pero cuando te vi ahí y escuché que hablabas con tu amigo Tom por ese aparato que llamas teléfono, todo se aclaró.

Es decir que la pibita me delató.

―¿Y por qué no te presentaste?

Me mira a los ojos, los abre un poquito y luego se ruboriza antes de casi largarse a llorar.

―Tenía miedo de que me hicieras daño. ―en respuesta alzo una ceja, lo que oigo es ridículo ―. No tengo buenos recuerdos de la última vez que nuestras Dimensiones se fusionaron...

Para ser una bocona, es demasiado inocente y tierna. Casi como un algodón de azúcar, lista para derretirse entre mis dientes.

―¿Te llamás Tituba Rodrick? ―asiente ― ¿Sos pariente de Rosalie? ―niega ― ¿Alguna hija extramatrimonial, entonces?

―Soy una hija bastarda del tercer marido de Rosalie. Nunca me dieron el apellido, pero ella me abrió las puertas de su mansión cuando fallecí ―aprieta sus labios, juro que me gustaría zarandearla para que se vuelva más dura y forra, casi como yo ―. Morí por culpa de una herencia. Mi primo me mató apenas supo de mi existencia y, como estábamos conviviendo en la mansión, me quedé atrapada ahí, a pesar de que querían enviarme para el lado de los esclavos. Rosalie se opuso a que me condenaran a vivir en el cobertizo y en la intemperie de los eternos jardines de la Mansión Rodrick. Yo era eso ―sus ojitos no mienten, no busca engatusarme como traté hacerlo con Bernard ―, la chica de la limpieza en la mansión y la fantasma que me trataban de esclava y pedían otros favores, mientras estuve en el Limbo.

Bernard hace un gesto de desagrado, como si de verdad le molestase lo que acaba de escuchar.

―Bien, entonces ―trato de mantener la mente fría ―, ¿qué decís que tengo que hacer?

Si no muero, es porque la chica está demasiado preocupada por pensar en una respuesta coherente. Bernard me desprecia de una manera que jamás pensé que lo haría alguien. Pero, ¿qué quiere que haga? Ni siquiera la conozco y pese a que me está contando todas sus tragedias, no puedo llorar por sus dramitas personales de fantasma de segunda clase dentro de una mansión que, según Camila, es un privilegio de los grandes. A lo sumo, me encantaría que toda esa gente de mierda que la humilló durante tantos años termine pudriéndose en el Infierno, a pesar de que lo veo bastante complicado.

𝐄𝐥 𝐩𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨Where stories live. Discover now