𝐌𝐚́𝐬 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬

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Soy detenida en medio del pasillo cuando salgo disparada de la clase

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Soy detenida en medio del pasillo cuando salgo disparada de la clase. Reconozco ese perfume y la forma en la que me toma del hombro. Está agitado y trata de mirarme a los ojos, pero yo sólo quiero huir. Siento un revoltijo en el estómago, algo que jamás había pasado en los años que nos conocemos. No obstante, cuando alzo la vista, me encuentro que está llorando.

―Perdón, no quise asustarte ―intenta decirme Tom. Aprieto mis manos en puños, pero no me atrevo a golpearlo. Tan sólo espero a que se canse de hacer el papel de buen samaritano con una paciencia sacada de los dioses ―. Es que... me confundí, de verdad.

Supongo que confundirse es encerrarme en un armario para meterme mano sólo porque quiere divertirse con la latina de turno.

―Está bien. No quiero que volvamos a hablar del tema. ―hago un movimiento ligero para apartarme y camino hacia atrás. Todavía no oigo que haya muchas personas a nuestro alrededor y eso me pone en alerta ―. Nos vemos el domingo, ¿sí?

―Me recuerdas tanto a una amiga ―suelta como si nada y yo trato de que el corazón no se me salga del pecho ―, ella sufrió un horrible intento de asesinato ―se cubre la cara con las manos y mi único deseo es patearle la cabeza ―, Clara me gustaba muchísimo.

Tengo una extraña sensación que todavía no sé cómo describir. Son ganas de reírme por los nervios, la ansiedad que brota de mis poros, el corazón me aprieta horrible el pecho y siento un nudo en la garganta que en cualquier momento se va a desatar en un llanto que no va a frenarlo ni Dios.

―¿Ella te gustaba? ―remarco pero esta vez no lo estoy mirando ―Era tu amiga, ¿no te parece de mala persona que te guste una persona que de seguro depositaba toda su confianza en vos?

Se mantiene en un sepulcral silencio pese a que no dejo de taladrarlo con la mirada. Paulatinamente, veo como sus mejillas empiezan ruborizarse.

―¿Tú dices? ―se rasca la parte posterior de su cabeza y lo veo reírse entre dientes. No puede creer lo que está escuchando, por supuesto ―. Tenía entendido que ella se moría por mí, pero la verdad es que no estaba seguro de que nuestra relación fuera a prosperar.

―¿Por qué? ―tengo la decencia de inquirirle con la garganta cerrada y más seca que nunca.

Tom me contesta algo, pero ya no escucho sus palabras. No sé qué me pasa, sólo siento un horrible sacudón en el cuerpo, como si mi alma estuviera a punto de escapárseme de este caparazón que es mi cuerpo. Tom sigue hablándome, lo veo mover sus labios y esta vez, está sonriendo.

"¿Me descubrió?" pienso alarmada "Dios, me descubrió y está a punto de capturarme para ofrecerme a no sé quién a cambio de..."

―Por qué no me dijiste que eras vos, Clara ―al fin escucho y mis peores pesadillas se están confirmando frente a mis narices ―. Clara, te estoy hablando, ¡te busqué por todos lados!

𝐄𝐥 𝐩𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨Where stories live. Discover now