𝐋𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐬𝐩𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐨 𝐞𝐧𝐜𝐢𝐞𝐧𝐝𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨

5 3 4
                                    


Sonrío cuando veo que Bernard trae una tele de plasma nueva

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Sonrío cuando veo que Bernard trae una tele de plasma nueva. La otra se rompió hace unos días, cuando hubo un extraño apagón en toda la mansión. Lo veo muy entretenido; está tratando de que el aparato funcione y acepto gustosísima de que Tituba me dé pancitos de queso en la boca como si fuera su mascota favorita.

Llevo conviviendo con estos dos hace seis meses y medio.

En un principio, me sentía ahogada entre el shock de enterarme de los planes de quien fue mi mejor amigo, de haber asesinado a alguien por mi propia mano y el hecho de que estaré encerrada en esta mansión en tanto las filas de rango inferior que pertenecen a los Guardianes de Almas intentan mantener el equilibrio con los Traficantes de Almas que siguen prófugos.

Pero tanto Tituba como Bernard se han portado muy bien.

En los pocos tiempos muertos que tenía de esta nueva "cuarentena" me dediqué a vigilar la Dimensión de los Vivos. En un principio, me preocupaba mucho qué diría mi madre de todo esto, pero desistí de seguir escudriñándola porque me hacía mierda verla tan demacrada por mi culpa. A pesar de que Bernard me asegurase que es lo mejor que puede hacer en una situación así, me lastima mucho verla perder peso progresivamente mientras me cuida día y noche.

Resulta que Rodrigo está de vacaciones indefinidas por una extraña mala praxis o algo así escuché de las enfermeras y, por supuesto, no pasó demasiado tiempo como para que empezaran a atar algunos cabos sueltos.

Pero, si hay algo que me hierve la sangre es el simple hecho de haber visto cómo Tom se acerca a la clínica donde estoy internada y me dice que me cuidará mucho y que me agradece todo lo que he hecho por él.

No sé cuáles eran sus planes reales, por lo visto ni siquiera tenían que ver con enriquecerse ilícitamente a mi costa. Sin dudas, es uno de los mayores misterios sin resolver, pero necesito mi espacio y Bernard está feliz de darme ese gusto más que caprichoso.

De hecho, me sorprendió que una tarde desapareció de la mansión y me lo encontré en las cámaras de seguridad de la clínica para echar a Tom con un gesto muy poco amable para ser un simple "camillero". Conociéndolo mejor, ya que la constante convivencia me ha servido para comprender la real cara de Bernard, entiendo que le jode muchísimo el hecho de que Tom buscara nutrirse a partir de todos mis traumas. Supongo que los demonios nacen, no se hacen.

Eso es decir mucho; no me olvido que Bernard era un asesino serial.

―En poco comenzarán las noticias ―oigo que masculla Bernard para sí mismo y luego nos mira de refilón. Tituba le muestra su canasta para ver si quiere y él asiente. La veo incorporarse de la cama para alimentarlo en la boca, incluso con el joven ruborizándose visiblemente. Tengo que hacer que me rasco el puente de la nariz para no reírme de lo adorable que se ve ―. Esto no pasaría si no la hubiera cagado así alguien que ahora se burla de mí ... ―acota, con sus ojos entrecerrados y luego ríe entre dientes. Hace muchísimos días que lo noto de muy de buen humor―, pero, ¡qué más da! Ya se estaba haciendo aburrida esta nueva vida y nada es más divertido que matar a la gente que me cae mal.

𝐄𝐥 𝐩𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨Where stories live. Discover now