𝐄𝐥 𝐩𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨

𝐃𝐞𝐬𝐧𝐮́𝐝𝐚𝐭𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐦𝐢́, 𝐜𝐚𝐫𝐢𝐧̃𝐨

Despierto en medio de una noche tormentosa. Si en la Dimensión de los Muertos, las lluvias son violentas, acá parece que nos quieren quemar vivos con bolas de fuego y plasma que caen del cielo, transformadas en rocas centellantes gracias a los litros de sangre aguada que cae del cielo.

Me gustaría decir que es un espectáculo increíble, si no fuera porque una impacta directo contra la ventana más cercana y yo me hago pequeña.

Hay una pequeña luz de vela a unos pocos metros. Tituba está escribiendo un par de papeles y la veo muy concentrada. Su camisón semitransparente que nada deja a la imaginación y me hizo poner de colores cuando se presentó, así como si nada; la hace ver como un fantasma de verdad. Pero de esos que son inalcanzables, porque jamás en la vida me crucé con alguien tan perfecto como ella.

―No pensé que te despertarías ―me sobresalto al reconocer la voz masculina que se encuentra en la habitación con nosotras. Me pareció ver que Bernard estaba sentado junto a ella, pero dormía con su cabeza apoyada en la mesa y yo conozco esa cadencia como a la palma de mi mano ―, estabas roncando hasta recién ―bromea y aprieto los labios para no reírme en voz alta.

―Bobo ―me doy la vuelta y contemplo a ese chico que estuve cazando durante casi la mitad de esta historia y al final, resultó ser una víctima más dentro de un reloj de arena que estaba a punto de agotarse ―, ¿me recordás otra vez cómo salieron de ahí?

Tom Abbey se encuentra sentado en el borde de mi cama y me arregla un mechón de cabellos rebelde de esa manera que ya estoy acostumbrada, pero siempre hizo que mi estómago tironease de forma deliciosa. Trago pesado y contemplo hacia otro lado, en tanto espero a su respuesta, más atenta.

―Digamos que el amigo de ese demonio nos ayudó bastante. Es más poderoso que Bernard, ahora entiendo por qué lo admira tanto ―está jodiendo, también se da cuenta de que se gustan demasiado como para ser algo heterosexual ―, Sally está en una especie de jaula que anula sus poderes y esperamos a enjuiciarla como debe ser.

―¿Estás seguro de que eso va a ser suficiente? ―continúo ignorando su mirada de halcón ―. Digo, nos hizo ver como pelotudos.

―Creo que Giovanni puede contenerla. Lo hizo con Nicole y...

―Sí, pero ella era su aprendiz ―al fin, lo enfrento ―y era una alta pelotuda que fragmentó su alma en los dos cuerpos zombificados para ser prácticamente inmortal. Sally es una sola, es un dolor de cabeza y te estuvo cazando durante todo este tiempo, mientras pensaba que la tenías comiendo de la palma de tu mano.

Tom se aclara la garganta, incómodo.

―Entiendo que sigas cabreada por lo que pasó entre ella y yo...

―No tiene nada que ver ―miento, por supuesto que sí ―. Es que me preocupa que vuelva a salirse con la suya, escape bajo otra personalidad y...

―Las brujas pueden cambiar de forma si son muy poderosas.