Capítulo 18

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Martes por la tarde Sage se encontraba en aquel sótano de Soho al que tanto le gustaba ir una que otra semana al mes, aunque últimamente sus visitas eran más frecuentes. Sentada en su rincón de siempre, la castaña leía un libro de leyes, o al menos lo intentaba, con una copa de vino sobre la mesa frente a ella.

Llevar clases ese verano había sido idea suya y suya nada más. Además de trabajar en el estudio de abogados de su abuelo, Sage decidió hacer uso de su tiempo libre para adelantar un par de materias en la universidad ese verano y así, con suerte, aliviarse un poco la carga electiva el año entrante.

Decir que no al viaje a Europa planeado por sus compañeras de universidad le fue más sencillo en su mente que en la realidad. Mientras ellas se encontraban en alguna playa en Portofino, Sage estaba en un bar leyendo sobre las leyes constitucionales de los Estados Unidos, y evadiendo a su novio por haberse acostado con alguien más que, dicho sea de paso, se trataba de su ex novio y primer gran amor.

Sage resopló con pesadez y se quitó las gafas de lectura.

Nada de esto habría pasado si se hubiese ido a Nevada con Cameron, pensó. ¿O no es así? ¿Acaso tarde o temprano lo hubiese hecho con alguien más? Joder, no entendía cómo es que había llegado a tal punto de cuestionarse a sí misma.

Cameron volvería a Nueva York en dos semanas, así que Sage tenía los días contados para enfrentar su suerte. Ahora mismo se encontraba acompañando a su padre a distintas juntas por los Estados Unidos para negociar petróleo. Sabía que su novia estaba molesta y, al ver que el enojo le estaba durando más de lo habitual, decidió darle espacio.

Harry por su parte, disfrutaba de su estadía en Nueva York junto a sus amigos. Si bien estaría en los Estados Unidos por cuatro semanas, no podría darse el lujo de vacacionar durante toda su estadía. Dado su cargo en Londres, muchos pendientes demandaban su atención y no podía desconectarse por mucho tiempo, así que trabajaría de forma remota uno que otro día. Aun así, le venía bien desconectarse un poco de su ajetreada vida. Hace mucho que no lo hacía.


—Es aquí—le dijeron.


Harry se detuvo junto al grupo con el que andaba y se acercaron al guardia de un edificio. Tras darle sus nombres, este se hizo a un lado para abrirles la discreta puerta situada a sus espaldas. El grupo de hombres ingresó al edificio y tras brevemente hablar con una persona en el frente del restaurante en el que ahora se encontraban, procedieron a dirigirse hacia la parte de atrás del mismo y bajar por unas escaleras que conducían a lo que parecía ser un sótano.

Cuando bajaron, se encontraron con un ambiente bastante cálido y tranquilo, aislado del ruido de las calles. Música tenue, luz baja, rincones privados y cócteles. Un punto que Collins había descubierto meses atrás, pues lo frecuentaba para encontrarse con una exuberante rubia que lo citaba ahí para no correr el riesgo de que su esposo se enterase de sus escandalosas salidas con hombres que podían ser sus hijos. Al moreno le gusta recalcar que fue engañado a creer en un divorcio encaminado, pero que no se arrepiente de haber sido utilizado.

Sage bebió de su copa de vino tinto y despegó los ojos del libro que sostenía cuando se percató del grupo de hombres que acababa de llegar. Su corazón se detuvo por un momento cuando reconoció a más de uno de ellos, incluyendo al más reciente protagonista de sus pensamientos. Los ojos de Harry se posaron sobre ella mientras escaneaba el lugar y quedo igual de perplejo. Los hombres a su alrededor procedieron a acomodarse en una mesa con seis asientos y en lo que se percataron que su amigo andaba distraído, divisaron a Sage. Chad Collins y Christopher Campbell la saludaron con un leve asentimiento, a lo que ella respondió el gesto con una sonrisa reprimida.

Harry tomó asiento junto a sus amigos y Sage de inmediato volvió la vista hacia el libro que sostenía, y se concentró en este como si fuese lo más interesante del mundo, aunque no leyera ni una sola palabra en la página frente a sus ojos. Joder, de tanto andar pensando en ese hombre, lo atrajo. Se removió intranquila sobre su sillón y levantó la vista para encontrarse con los ojos de Harry ya observándola. Ambos desviaron la atención hacia otro lado. Harry se concentró lo más que pudo en el mesero que llegaba a tomar su orden, y Sage hizo lo mismo, pero con su libro y computadora. Algunos minutos transcurrieron y las risas a unos cuantos metros volvieron a llamar la atención de la castaña. Levantó la vista hacia el grupo de hombres y vio a Harry sonreír y beber un sorbo del trago que ahora tenía en sus manos. Sage debió perderse en aquella escena más de lo que quería, pues al poco tiempo Harry llevo su mirada del vaso hacia ella. Nuevamente se miraron por unos cuantos segundos antes de desviar su atención hacia algo más. Sage sintió sus mejillas arder al verse atrapada observándolo y volvió a concentrarse en lo que tenía enfrente. Por suerte uno de los meseros se acercó a ella para ofrecerle más vino y ella aceptó de inmediato.

Flicker [H.S]Where stories live. Discover now