Capítulo 19

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—¡Sage, concéntrate! —le gritaron dentro del hipódromo.


La joven, quien practicaba salto ecuestre, sujetó firmemente las riendas de su caballo Maximus, y lo dirigió hacia el siguiente banco, pero cuando se aproximó a la curva de entrada al salto, tiró del mismo para esquivar la barrera. Su entrenador negó con la cabeza y sopló su silbato para llamar su atención. Sage era una de las mejores en equitación y deseaba prepararla para la competencia del año entrante, pero su rendimiento hoy era bajo. Poca comunicación con el caballo. Saltos imprecisos. Mal tiempo. Puntos clave en los que un novato podía errar, pero no ella.


—Ya estuvo por hoy, vas a agotar al caballo—le dijo—Seguimos mañana—avisó antes de dar media vuelta.


Sage resopló con frustración y miro hacia el cielo, después dirigió al animal hacia las caballerizas. No sabía donde traía la cabeza, pero desde hace varios días que se le dificultaba concentrarse en sus actividades habituales, a tal punto que las personas a su alrededor empezaban a notarlo.

¿La razón de ello? Pues no podía dejar de pensar en su última conversación con Harry. Más específicamente, no podía dejar de pensar en el hecho de que había estado a punto de pedirle la mano a alguien. ¿Quién era ella? ¿Cuánto llevaban juntos? ¿Por qué se dieron un tiempo? Esas y muchas preguntas más cruzaban su mente, además de la agobiante duda por saber si él había elegido una sortija y si aún la guardaba. Aunque ella no lo admitiese, la idea de su exnovio pidiéndole matrimonio a alguien más la tenía... intranquila, por no decir celosa. Pero esa no era la peor parte. En más de una ocasión se encontró deseando hablar con él y sintiendo remordimiento por haberlo cortado de forma tan abrupta en más de una ocasión.

Cuando Sage llego a la estancia de caballos, se desmontó de Maximus y se lo entregó a uno de los cuidadores. Escuchó un galopeo a sus espaldas y se percató de que Noah, su hermano menor, se aproximaba a ella.


—¿Qué tan mal estuvo? —preguntó la castaña cuando él llegó.

—¿Quieres la verdad? —le devolvió la pregunta, aun montado en su caballo.

—Siempre—afirmó.

—Estuviste fatal—le dejó saber y procedió a bajar del animal con cautela—¿Tuviste un mal día?

—Semana más bien—admitió ella mientras se quitaba el casco y sacudía su cabello de un lado a otro.

—¿Por qué? —inquirió.


El sonido del celular de Sage los interrumpió. La castaña miró la pantalla y, bastante fastidiada, silenció el móvil para meterlo en su bolso.


—¿Quién es? —preguntó su hermano.

—Cameron—respondió ella, tajante.

—¿No vas a contestarle? —indagó el jovencito curioso. La verdad es que Cameron no le agradaba del todo.

—Lo llamaré luego—dijo Sage, tratando de evadir el tema.

—¿Está todo bien entre ustedes?—Noah insistió. Había notado que Sage estaba bastante irritable últimamente.

—Es complicado—se limitó a decirle.


Sage había discutido con Cameron en la mañana. Nada tenía que ver la noche que pasó con Harry, de hecho aún no se lo ha contado. La razón de su reciente pelea era más bien el trato despectivo de Cameron hacia una de las amas de llaves en casa de Sage la noche anterior. El joven llamó pasado de copas a la casa de su novia y trató de exigir que la pusieran al teléfono. La razón por la que ella no había contestado sus llamadas era porque había salido con sus amigas, lo cual solo hizo que él se enojara más.


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