Capítulo 21

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Era un día bastante soleado en Nueva York. El cielo estaba despejado y pintaba de celeste. Harry se encontraba almorzando junto a Chad en la terraza abierta de uno de sus restaurantes de pasta favoritos de toda la ciudad. Era la cuarta vez que iba desde que llegó dos semanas atrás y probablemente volvería un par de veces más antes de regresar a Londres.

Reclinado contra el respaldar de su asiento, el castaño bebía una copa de vino blanco y disfrutaba de la gran vista que tenían desde el piso número dieciséis. Vestía una camisa holgada color negro y pantalones blancos. Llevaba lentes de sol para ocultar su falta de sueño por el desvelo de la noche anterior. No había tenido muchas ganas de salir tras lo sucedido en el baño de su amigo, pero no había nada que un penne all'arrabbiata no pudiese mejorar y si algo necesitaba, era de un exquisito plato de comida y buena compañía para despejar su mente.


—Si consideras todos los factores que acabo de mencionar, tenemos oportunidad de llegar a la final—el moreno llevaba veinte minutos tratando de explicarle a su amigo por qué creía que el equipo Arsenal iba a ganar la Premier League.


Harry rió ante las esperanzas de su amigo y dejó su copa sobre la mesa.


—¿Está todo en orden por aquí?—una joven mesera de cabello rubio y brillantes ojos azules se acercó a ellos.

—Estamos bien, gracias—Harry le dijo, con la amabilidad que lo caracteriza. La joven asintió despacio.

—A ti—contesto ella con una sonrisa coqueta antes de dar media vuelta y retirarse.


Collins, quien estaba por llenarse la boca de pasta, se congeló en su lugar y enarcó una ceja. Volteó a ver a la joven que acababa de irse y luego volvió su atención hacia su amigo con mirada picara.


—A ti—repitió el moreno en tono juguetón y procedió a introducir el cubierto envuelto en fettuccine a su boca. Harry rió con la cabeza gacha y negó despacio, sin decir nada.


Collins esperaba que su amigo dijese algún comentario divertido sobre la guapa mesera que acababa de coquetear con él, pero este volvió su atención al plato a medio terminar frente a él y continuó comiendo. El moreno observó a su amigo con curiosidad. Este pareció no percatarse de ello. Collins llevaba días deseando preguntarle algo, pero no había tenido oportunidad de hacerlo. Entonces, algunas ideas fluyeron por su mente y pensó que ahora era un buen momento.


—Te vi hablando con Sage ayer—dijo de repente, tomándolo por sorpresa. Harry, quien acababa de llevarse un bocado de pasta a la boca, dejó de masticar su comida por un segundo y miró al moreno—¿Qué ha estado pasando entre ustedes dos?—le preguntó con tono casual.


El castaño abrió los ojos ante su interrogante y tomó la servilleta que yacía junto a él sobre la mesa para limpiarse los labios con un par de toques. Luego procuró pasar la comida que tenía en la boca y coger su copa.


—Solo estábamos hablando de ya sabes...—le dijo y bebió un sorbo de vino blanco—Cosas...—completó. Collins enarcó una ceja.

—¿Qué tipo de cosas? —inquirió el moreno, bastante intrigado.

—Nada importante—le dijo, sin querer ahondar en los detalles.


Collins entrecerró los ojos, poco convencido por las respuestas de su amigo. Harry no pareció no querer prestarle mucha atención al asunto y se llevó otro bocado de pasta a la boca. Entonces, el moreno se inclinó hacia adelante para descansar los brazos sobre la mesa y proseguir con su pequeño interrogatorio.

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