Capítulo XXXIX

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Fiorella

Si me hubieran dicho que estaría en un avión privado rumbo a México, me hubiera muerto de la risa, yo, una chica desempleada, que ridículo, pero eso fue antes de conseguir un buen empleo, en una maravillosa mansión de jardines blancos, con una jefa increíble, siempre estaré agradecida con Lucrecia por contratarme, si no hubiera estado en aquella banca del parque, jamás me hubiera topado con el grandote, Jenny, Anastasia, el resto de la familia Telnaster y en especial el hombre frente a mí, Mi Maxi.

-¿Ya estás más tranquila?- pregunta con un ligero matiz de preocupación en su voz.

La verdad a diferencia del despegue, ahora me siento mucho mejor, nunca antes había estado en in avión, así que estaba algo... digamos, ¿paranoica?, jejeje, me puse tan nerviosa por el movimiento del avión que lo primero que hice, a parte de gritar, fue pegarme como sanguijuela de Maximiliam, Che peccato.

-Sí, ya estoy bien- le aseguro, lo observo con pena- Lamento haberte apretado tanto- Maxi me toma de la cintura y me sube a su regazo.

-No es ningún problema, dejé de sentir el brazo después de los primeros cinco minutos que lo apretabas - dice riendo, lo empujo con mano en uno de sus hombros.

-No te burles, es mi primera vez- digo, Maximiliam se acerca hasta colocarse cerca de mí oreja.

-Me encanta que tus primeras veces sean todas conmigo- muerde el lóbulo de mi oreja y con voz más profunda, añade-Todas- Madonna Santa, ¿Hace calor aquí? Porque creo que estoy sudando, se muy bien a que se refiere, porque yo también lo he estado pensando desde que preparamos las maletas para el viaje.

Estaremos durante cinco días fuera, Maxi me dijo que sus negocios y el resto de su trabajo lo dejó en manos de Diff y el señor Sergei, aunque siempre lo veo pendiente del teléfono, es un obseso del trabajo.

Por mi parte, le dije a Jennifer que cuidara de mi casa y que si sucedía algo de relevancia en la mansión, me lo hiciera saber. Cuando le conté que me vendría de viaje con Maximiliam, lo único que me dijo fue:

-Usen protección, soy muy joven para ser tía- incluso me dio un paquete de condones y una pastilla de emergencia- Por si a ustedes calenturientos en el ambiente Hot, se les olvida la responsabilidad- bueno, viniendo de Jennifer, esa es su manera de demostrar que está feliz con nuestro viaje.

Cuando el piloto nos avisa que estamos por aterrizar, Maximiliam me coloca el cinturón y toma mi mano, lo observo conmovida por sus cuidados, Vita mia, lo amo tanto.

Aterrizamos, él me desabrocha el cinturón y tomados de la mano, salimos del avión, lo primero que observo son un grupo de hombres, todos en traje, junto a coches negros, no sé si sea el calor del país Azteca o de verdad estoy viendo que vienen armados, sintiendo el ya conocido miedo que tengo por las armas, me coloco lentamente tras Maxi.

-No temas mi amor- dice girandose para tomarme del rostro-Son solo los hombres de Javier.

-¿Quién es él?- pregunto un poco más tranquila.

-Es un viejo socio de negocios, le dije que vendría a su territorio, así que me ofreció su seguridad- se encoge de hombros- No la necesito, pero para ti, nunca es suficiente protección- dice dandome un beso en los labios.

Tomados de las manos, caminamos hasta estar frente a un hombre de unos treinta años, con ojos de diferente colores y piel bronceada, amaga el cigarro que tiene el las manos y con una sonrisa algo siniestra nos observa a Maximiliam y a mí.

-Sean bienvenidos a mis tierras- dice con un fuerte español, sin entender que dice observo a Maximiliam.

- No entiende el español- le dice Maximiliam, en su mismo idioma, al parecer a los hermanos Telnaster les encantan los idiomas.

Sepulcro Where stories live. Discover now