Misteriosas desapariciones

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Misteriosas desapariciones 

(***)

Intenté hablar con Damián al día siguiente en clases para aclarar lo sucedido, pero apenas tocó la campana se levantó de la mesa con una expresión de disgusto bastante notable y se fue ignorando totalmente mis palabras.

Por otro lado, quien sí tenía intenciones de mantener una conversación conmigo era Alicia, a la que me encontré esa misma mañana en la segunda asignatura del día que era geografía.

—¿Qué pasa contigo?, ¿eh? —me preguntó en una pose de reproche con los brazos en jarra y el ceño fruncido—. Ya casi no te veo, es como si te hubieras mudado a otro país. ¿Estás bien?

Traté de verme lo más convincente posible.

—Sí, es que he estado muy ocupada y...

—¿Ocupada en qué? —interrumpió, mirándome con absoluta curiosidad—. He estado a punto de llamar a tu madre, pero sé bien que eso podría ocasionarte un lio innecesario. —Exhaló y dejó caer los brazos—. Siempre que le digo a Eris para reunirnos, sale con una excusa. ¿Acaso me están evitando?

—¡No, no! —exclamé rápidamente. Su expresión realmente lucía abatida—. Ya casi ni la veo a ella tampoco. He tenido que investigar sobre la universidad. No falta mucho para graduarnos y mi mamá me ha presionado con que envíe solicitudes. Es todo muy estresante.

—¡No me lo trago! Antes cada tarde nos reuníamos en Ginger y ahora apenas y si en las clases compartimos algo —dijo, haciendo gestos exagerados y hablando tan alto como de costumbre. Aquello me puso nerviosa. Ella entornó los ojos—. Sé que algo pasa y quiero que me lo digan.

—No pasa nada, Alicia, en serio —aseguré. Pero ella acentuó su exaltación.

—¿No? ¡Hasta me han dicho que sales con ese rarito de la otra vez! ¿Cómo es que se llama? —Se lo pensó por un momento. Eché un vistazo a los lados. Todavía algunos salían del salón y nos miraban de forma extraña—. Da... Di... ¡Dorian! Bueno, ese. El chisme anda por allí. ¿Y me dirás que no es nada?

—Es solo un chisme, en serio es...

—¿Y qué hay con esa ropa que usas? —Intervino y me señaló con el dedo—. ¡Qué cambio tan repentino! Estás muy extraña, muy muy extraña Padme, ¿acaso tú otr...?

—¡Te digo que no pasa nada! —le interrumpí de manera feroz e inmediatamente cerró la boca que había entreabierto para seguir hablando—. ¿Necesitas que te invente algo o qué? Si digo que no es que no. Si Eris dice que no podemos es que no podemos. Si aseguro que es un chisme lo es. Las cosas no siempre serán iguales. Ya debemos madurar.

Después de eso me fui, dejándola allí. No sentía que tuviera tiempo para responder sus preguntas. Ella no podía saber absolutamente nada y ya estando a salvo lo mejor era alejarla para que no pisara de nuevo la zona de peligro. Suficiente tenía con Eris involucrada y con la confusión tan grande que me había dejado Damián con su estallido de ira y su enojo concentrado.

Sobre todo eso me tenía inquieta. Algo lo estaba molestando demasiado, era muy obvio. Algo lo atormentaba hasta tal punto que ni siquiera hizo acto de presencia en el instituto ni en la cabaña por varios días. Yo asistí durante la noche todos esos días, pero él no. Pasé ratos con Poe, Archie, Tatiana y Eris en el lago, pero él no. Y su ausencia me sonaba a que no quería verme.

—¿Pasa algo con Damián? —me preguntó Tatiana con mucho disimulo una noche a orillas del lago.

Poe estaba hablando con Eris y Archie sobre todas las formas que había de despellejar a un ser humano. Y sobre lo indignante que era no poder escribir su propio libro referente a ello sin escandalizar a la sociedad.

DAMIÁN PARTE 1 - [Un secreto oscuro y perverso] VERSIÓN DE WATTPAD ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora