Capítulo 7: Mi nota favorita.

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  • Dedicado a Mirian Rivas Sanesteban
                                    

Capítulo 7: Mi nota favorita.

Se me había formado un enorme nudo en la garganta. No quería otra cosa que quedarme con él, pero pronto la realidad volvería o quizás… “Si Ryan se enamorase de mi cancelaría la boda” se me ocurrió.

–Me quedaré.

Nuestros labios se unieron de nuevo. Deseaba tanto a aquel hombre que me hubiera enfrentado a todo por tenerlo a mi lado. No podía negarlo más, me había enamorado de Ryan Applewhite y era algo que yo no podía cambiar, por mucho que quisiera.

El coche se puso en marcha y durante todo el trayecto al restaurante su mano estuvo unida a la mía. El lugar que había escogido Ryan para comer era precioso, las vistas eran increíbles, aunque yo solo tenía ojos para él.

El camarero tomó nota de nuestra comanda y se marchó.

–¿En que piensas? –Le pregunté al ver que me miraba con una sonrisa.

–En lo preciosa que eres. –Noté como el calor se instalaba en mis mejillas– Y cuando estas sonrojada eres más apetecible. – Sonrío lascivamente.

–¿Tu pila nunca se agota?

Ryan río ante mi comentario y yo me uní gustosa.

–Veras nena. – su cuerpo se pegó a la mesa para quedar más cerca de mí. – Mi pila esta cargada las veinticuatro horas para ti.

–¿Eso quiere decir que tiene carga para unos…Diez más?

–¡Vaya! Si que eres insaciable. Pero si quieres diez, pues te daré quince.

Nuestras carcajadas llenaron el local, haciendo que algunos curiosos nos miraran. Aquello era lo más que adoraba de Ryan, tenía la capacidad de hacer que el resto del mundo dejara de existir, cuando estaba con él los problemas no existían, solo éramos él y yo.

–¿Qué? – su mirada volvía a estar puesta en mi, acompañada de aquella adorable sonrisa.

–Me encanta verte reír–acarició mi mejilla y miles de escalofríos me recorrieron.

El camarero trajo la botella de vino y lo sirvió en nuestras respectivas copas, cuando se fue Ryan levantó la suya.

–Brindemos. – propuso.

–¿Y por que lo hacemos?

–Por todas las noches que quiero dibujarte constelaciones sobre la piel mientras te repito una y otra vez lo preciosa que eres.

Nuestras copas chocaron, y yo deseé que fueran tantas noches como durara mi vida.

Durante la comida hablamos sobre los exámenes, sobre nuestras familias, y planeamos volver al circuito, idea que me entusiasmó.

–¿Tienes algún plan para el resto del día? – le pregunté.

–Pensaba pasarlo contigo, si tú quieres.

 –Me encantaría. ¿Te apetece si ponemos esa pila a prueba en mi casa?

–Señorita Herrera ¿Me esta retando?

–Exactamente Señor Applewhite. ¿Acepta el reto?

Ryan se cernió sobre la mesa, pegándose a mi boca y susurró a escasos centímetros.

–Aténgase a las consecuencias. Acepto encantado.

Pagó la cuenta, después de haberle insistido en que quería por lo menos pagar mi parte, se negó en rotundo. Cuando estaba a punto de subirme al coche, agarró mi cintura y me pegó a su cuerpo.

El desconocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora