Capítulo 19: Te necesito.

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Capítulo 19: Te necesito.

-¿Qué haces aquí? -Pregunté inmóvil.

Él no respondió se limitó a mirarme. Primero escrutó mi rostro, luego fue bajando muy lentamente por el resto de mi cuerpo. No podía verlo bien, permaneció oculto entre las sombras de la noche, pero un rayo de luna que entraba por la ventana iluminaba sus ojos. Los latidos de mi corazón se aceleraron cuando nuestras miradas volvieron a encontrarse. Caminó hacía mí con paso lento pero decidido, sabía que estaba buscando una reacción por mi parte, no me moví, ni articulé palabra. Me limité a observar como sus pasos lo acercaban a mí, con una mirada felina.

-¿Qué haces aquí? - repetí a menos de cinco centímetros de su cuerpo.

-Baila conmigo- su voz ronca creó aquella electricidad que solo él creaba, recorrió toda mi piel como si fuera la caricia de una pluma.

-Eso no responde a mi pregunta.

Intentaba parecer serena, tranquila... pero cuando curvó el lateral de la boca en un sonrisa pícara, me temblaron hasta los dedos de los pies.

-Cierto, señorita Herrera- Agarró mi mano y la colocó sobre su hombro, para coger la otra y apretarla entre la suya. - Estoy aquí para felicitarla y por que quiero bailar con usted ¿Le parece bien?

Sus dedos acariciaron mi espalda, sentí que todo el aire de mis pulmones se evaporaba. Su cuerpo comenzó a guiarme, lentamente bailamos aquella canción que tanto significaba para mí.

-¿Por qué los ha hecho? - preguntó sacándome de una ensoñación.

-¿Hacer el qué?

-Abandonar la universidad.

Suspiré y agaché la cabeza, mirando como nuestros pies se movían sincronizados.

-Necesitaba tiempo para escribir.

Se hizo el silencio. Me atreví a mirarlo, sentí que el corazón se me saldría del pecho al ver sus preciosos ojos mirándome con amor y fascinación. Sus dedos siguieron atormentandome, bajando y subiendo por la piel desnuda de mi espalda.

La música siguió, ninguno de los dijo nada; supuse que no había más nada que decir, aunque me moría por confesarle que lo amaba de tal manera que vivía en una noche perpetua al no tenerlo a mi lado, que cualquier canción de amor que escuchaba me recordaba a él, a su sonrisa. Quería pedirle, rogarle de rodillas si hacía falta que lo dejara todo y me eligiera a mí. Pero en lugar de eso, me callé y seguí bailando.

Oí como la canción cambiaba, la voz de la mujer cantaba "Tengo ganas" de Alejandro Fernández. Nuestros pies no se detuvieron, era como si al pararnos significara que todo había acabado, poniendo un punto y final a nuestra historia.

-Tengo ganas de ser libre amarrandome a tus pies. Tengo ganas de enrredarme en tu furia y tus abrazos... Tengo todo de algún modo pero no te tengo a ti- cantó en mi oído, su respiración recorrió mi cuello. Cerré los ojos intentando sin éxito recuperar la cordura.

Soltó mi mano y con cuidado llevó la suya hasta mi mejilla. Su boca se quedó a milímetros de la mía, nuestras miradas permanecieron unidas. Se acercó lentamente y antes de que pudiera besarme me aparté.

-No, Ryan por favor. No. - Le supliqué con un nudo en la garganta.

Caminé de nuevo hasta la ventana, dándole la espalda. No sabía como lo había hecho, ni de donde saqué las fuerzas para impedir que me besara, pero lo hice.

-Te hecho de menos Vicky- susurró sin acercarse- Cada día que me despierto sabiendo que tan siquiera voy a verte, es una tormento. Es como si de repente le hubieran quitado las estrellas al cielo, todo es oscuridad, ya no está aquella belleza que nos hacía levantar la cabeza y mirar obnubilados. El cielo puede ser inmeso, grandioso incluso, pero quien le da vida son las pequeñas luces que brillan en él-Poco a poco caminó hasta quedar con su pecho pegado a mi espalda- Vicky tu no eres un sola estrella para mi, eres todo el conjunto más hermoso de constelaciones.

El desconocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora