Capítulo 17: La verdad y solamente la verdad.

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Capítulo 17: La verdad y solamente la verdad.

El corazón se me partió al ver el dolor que sentía, sin dudarlo tiré de él y lo abracé. Ryan enrrolló sus brazos en mi citura apretándome contra su cuerpo, como si nunca quisiera soltarme. Besé su cuello, me separé un poco y agarré su cara entre mis manos obligándolo a mirarme. Verlo tran destrozado me partía el alma. Las lágrimas no tardaron mucho en inundar mis ojos al igual que los suyos.

–Ryan yo nunca te odiaría. Tú no tuvistes culpa alguna, eras demasiado jover para darte cuenta de lo que hacías. Solo querías cumplir tú sueño–Antes de poder finalizar la frase sus labios me callaron. Aquel beso era pura desesperación, tanto por su parte como por la mía.

Su lengua buscó la mía, se saludaron demostrándose que se echaban de menos. Su boca exigió más, sus manos agarraron mi cuello, mi respiración empezaba a evaporarse, pero no quería apartarme, quería que aquel momento perdurara por años incluso por siglos… lo quería, lo quería como no había querido a nadie en mi vida. Terminamos separando nuestras bocas, con las respiraciones entrecortadas, juntamos nuestras frentes, sentía su calido aliento en mis labios mientras seguía con los ojos cerrados saboreando aquel instante. Su mano levantó mi barbilla y besó cada parte de mi cara, mis ojos, mis mejillas, mi nariz, mi mentón, para acabar en mi boca de nuevo con una dulce caricia.

–Te quiero Vicky, por favor no dudes nunca de ello.

Cuando lo miré lo supe; no me mentía, verdaderamente me quería.

–Pero la has elegido a ella– susurré tragándome el dolor que me causaba decir aquellas palabras.

Ryan suspiró, me dio un rápido beso y agarró mi mano para llevarme hasta una de las sillas más cercanas. Me senté y él lo hizo frente a mí.

–Hay algo más que no te conté.

¿Algo más? No sabía si podría sorportar “Algo más”

Apretó mi mano entre las suyas y con la voz calmada comenzó:

–Te conté que mi padre era dueño de un bufete ¿lo recuerdas? –asentí y prosiguió–Cuando murió yo me encargué de todos sus asuntos financieros, incluido el bufete con la ayuda de uno de los socios. En la primera reunión me informaron que estaban en la ruina, el banco pronto sería el dueño de todos los bienes de mi padre; casas, coches, dinero, el bufete… todo.

–¿A la ruina? – repetí estupefacta, Ryan llevaba una buena vida  o eso me parecía.

–Sí. Había gastado todo el dinero en juegos de azar–tomó aire y sus ojos comenzaron a ser invadidos de nuevo por las lágrimas– Mi padre era un ludópata y yo no lo sabía. ¿Recuerdas como te dije que había sido el accidente?

No tenía que buscar demasiado en mi mente para recordar la conversación en la que Ryan me había contando como su padre murió y la que le llevó a él a estar tres meses en coma. Se me erizaba la piel solo de pensarlo.

–Sí, un borracho chocó contra vosotros.

–Tenías razón…Te mentí en algo–funcí el ceño y me explicó– No hubo ningun borracho, es la historia que me inventé para tapar la verdad.

Respiré profundamente y me atreví a preguntar:

–¿Y cual es la verdad?

–Mi padre había empezado a andar con gente peligrosa, acudía a ellos en busca de dinero, así nos mantenía engañados mientras el bufete se iba a pique. –Apretó más fuerte mi mano y se lo devolví intentado calmarlo–Aquel día los frenos no funcionaron.

El desconocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora