Capítulo 8: Don't know why.

77K 3.5K 140
  • Dedicado a Yeni Elias G
                                    

Capítulo 8: Don’t know why.

Unos labios suaves y cálidos me despertaron dándome besos por el rostro.

–Marmotita, despierta– Susurró Ryan acariciándome el pelo.

Me estiré perezosamente y me encontré con su magnifico rostro al abrir los ojos. Llevé mi mano hasta su mejilla sintiendo el calor y lo suave que era su piel. No sabía si seguía soñando, así que le urgí a que me besara, cuando su boca tocó la mía caí en la cuenta que realmente Ryan Applewhite se encontraba a mi lado, gloriosamente desnudo.

–¿Qué hora es? – pregunté separándome un poco de él.

–Más de media noche.

–¿Pasaras las noche conmigo? – Susurré junto a su boca, rezando para que dijera que sí.

–¿Quieres que me quede? – sus preciosos ojos azules me miraban fijamente.

–Me encantaría que lo hicieras.

–Entonces me quedaré. Pero tienes que hacerme un favor. Tengo que mandar unos correos y mi móvil se ha quedado sin batería. ¿Te importaría prestarme tu ordenador?.

–No, claro que no. Voy a buscártelo.

Me senté en la cama, buscando algo que me tapara, vi su camisa en el suelo y sin dudarlo me cubrí con ella. Ryan se había sentando con las piernas estiradas, apoyado en el cabezal y las manos tras su cabeza. Sonreí al ver la picardía en su mirada. La sábana le cubrían hasta la cadera, dejando su pecho y aquella tableta de chocolate magníficamente a la vista.

–Señorita Herrera ¿Ve algo que le guste? – Alzó las cejas y aquella sonrisa llena de lascivia abarcó su boca.

–Ummm…– sonreí con inocencia– Estoy viendo algo que me encanta, profesor.

–¿Y por que no viene a verlo más de cerca? – Me guiñó un ojo.

Me acerqué lentamente, pero en vez de pararme a su lado cogí el libro que había en la mesita de noche.

–Sí, definitivamente me encanta. – dije mientras fingía interés por la novela.

Ryan agarró mi cintura y me tiró de vuelta al colchón, poniéndose a horcajadas sobre mí en un rápido movimiento. Con una mano sujetó mis muñecas por encima de mi cabeza, con la otra fue bajando de mi rostro a mi cuello, para dirigirse a mi pecho, lo acarició por encima de la tela de su camisa, agarró un pezón entre sus manos y tiró de el.

–Esto es lo que me gusta ver, a la hora que sea– hablaba pegado a mi oído–Me gustas con poca o nada de ropa, mientras tu boca se abre para emitir esos jadeos y gemidos que tanto adoro– Volvió a pellizcar la cima de pechos y un gemido se me escapó. – Me encanta ver como esos preciosos ojos se oscurecen por el deseo. Me encanta meter mi mano entre tus muslos.­–Bajó hacía ellos abandonando mi pecho. –Y notar que estás preparada, por y para mí– pasó su mano por mi sexo, dando leves toques–  Me encanta cuando mi nombre sale de tus labios, aunque todo lo que haga o diga esa preciosa boca me gusta. ¿Y sabes que es lo más que me complace? – Negué con la cabeza– Que tu me deseas tanto como yo a ti.

Sin previo aviso sus dedos entraron en mí de una sola estocada.

–¡Oh dios Ryan!

Eran movimientos rápidos, tocando ese punto especial. Sus palabras en mi oído habían calentado mi cuerpo y aún me calentó más sentir su mimbro duro contra mi muslo. Mordió el lóbulo de mi oreja y mis caderas se levantaron sin poder controlarlas.

–No te imaginas lo que me gusta verte así– Su respiración estaba agitada, rozaba contra mi cuello creando miles de cosquilleos en mi piel. – Sonrojada, jadeando, loca de pasión y a punto de llegar al orgasmo.

El desconocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora