Capítulo 6.

137 7 0
                                    

Salí de la habitación radiante. Tras entrar desconcertada por verallí a aquel extraño chico, todo se me olvidó. La habitación, antes mugrienta y destartalada, era completamente diferente. Habían cambiado las cortinas grises por unas  de color crema que estaban descorridas, iluminando la habitación y permitiendo ver el jardín. La colcha de la cama también la habían cambiado por una blanca con círculos naranjas y verdes. En el suelo había una alfombra verde y sobre ella tres pufs,  uno blanco, uno amarillo y otro negro. Habían limpiado las estanterías dejando todos los libros impolutos y habían dejado un hueco para que pusiese los libros de texto y algunos de lectura. Junto a la cama, la mesilla de noche estaba cambiada. Ahora era de caoba, barnizada y con una lamparita beige. Junto a la cama había un escritorio con un ordenador portátil sobre él, y en frente de la cama, una televisión. El baño seguía igual, pero habían añadido algunas toallas limpias y varios botes de champú y gel. Lo mejor de todo había sido cuando fui a vaciar la maleta y me la encontré completamente vacía bajo la cama. Toda mi ropa ya estaba colocada en el armario y mis cosas del baño ya colocadas. En cuanto salí de la habitación, el chico rubio estaba en la puerta de Christian, y parecía muy enfadado. Me acerqué a hablar con él, pero huyó de mí, desapareciendo entre la multitud. Estaba dispuesta a seguirle justo cuando Christian salió de la habitación, me miro durante unos segundos y se fue tras el chico, chocando con mi hombro, que me produjo una quemadura. Cuando empecé a avanzar, la BlackBerry vibró. La saqué tras confundirme de bolsillo y toparme con la navaja. Ya la había puesto al día con mis cosas y estaba hablando con Judith por el Whatshapp, pero no era ella quien me hablaba, alguien me hablaba por el BlackBerry Messenger. Era Katherine.

-Me gusta tu cámara.

No sabía a qué se refería hasta que me di cuenta de que llevaba mi Reflex colgada al cuello. Me giré y la divisé caminando hacia mí, escribiendo frenéticamente en una BlackBerry con una funda de silicona rosa pálido, a juego con su camiseta que dejaba al descubierto su hombro y en la que ponía en letras negras SHUT, y por detrás, con el fondo negro y en letras rosas UP. Esa camiseta me recordó a algo y de repente caí en la cuenta de que yo también la tenía. Cogí la Black y la contesté.

-A mi me gusta tu camiseta, Será porque yo también la tengo, pero en negro y azul.

Vino corriendo hacia mí y me abrazó. Ya no había casi nadie en los pasillos, probablemente estaban ya en el comedor.

-Ala, ¡tu también tienes BlackBerry!

                                                                -Pensé que todos la tenían.

-Ah no, algunos tienen el Samsung Galaxy S, otros el iPhone 1, 2, 3 o 4.

-Pues es una casualidad. Un momento, mira mi habitación.

En cuanto vio el cambio que había dado dio un saltito y aplaudió.

-¡Vaya! Menudo cambio ha dado.

-¡Ya ves!

-¿Qué tal llevas el piercing?

-Duele un poco al andar, pero no muy mal. ¿Puedo ver el tuyo?

Se levantó la camiseta dejando ver una tripa increíblemente plana con un piercing igual que el mío. Se bajó la camiseta y empezamos a andar.

-¿Los chicos también la llevan?

-No, ellos llevan un tatuaje con una tinta especial que también actúa como indicador de posición.

-Entonces eso explica el tatuaje de aquel chico, ¿no?

-Si, pero cada uno lleva el tatuaje que quiere.

-¡Increíble!

Llegamos a una gran puerta de la que salía un barullo de voces. Kathy abrió la puerta y apareció antes sí un gran comedor con unas mesas inmensas parecidas a las de Harry Potter. Por un momento, todos nos miraron, pero rápidamente retomaron sus conversaciones.

Katherine me condujo entre las mesas hasta llegar a una en la que había dos sitios libres. Katherine se sentó junto a un chico castaño con la cara llena de pecas. Era bastante guapo, pero no era mi tipo. El chico le pasó el brazo por los hombros cuando se sentó y yo me senté junto a ella. Eché un rápido vistazo a mi alrededor en busca del chico rubio, y le vi sentado junto a Christian, riendo y charlando con un montón de gente que se agolpaba a su alrededor. Por un momento, me miró y me pareció ver un brillo de ilusión en sus ojos, pero apartó la vista bruscamente.

De la gente de esa mesa, las ocho personas que había a mi alrededor eran los del grupo de amigos de Kathy. Nos presentamos, eran 4 chicos y 4 chicas, y conmigo 5. El novio de Katherine era un manlited como ella que se llamaba Charlie. Todos me aceptaron muy bien e intentaron meterme en el grupo, pero yo de vez en cuando me desconectaba de la conversación observando hacia donde estaban sentados Christian y el chico rubio.

-No te hagas ilusiones.

Miriam estaba sentada enfrente de mí. Era una chica de pelo muy negro y la tez pálida. Tenía los labios muy rojos, seguro de mordérselo tanto, tal y como la había visto, y los ojos muy negros con las pestañas muy espesas. Tenía un carácter fuerte, pero era muy amable.

-¿A qué te refieres?

-Miras mucho a aquella mesa – se acarició la espiral que tenía en la clavícula, símbolo de que era manlited- no merecen la pena, son los guays, nunca se fijarían en nadie que no fuese de su grupito.

-Ah, ¿gracias?

-De nada – me regaló una sonrisa sarcástica y siguió comiendo.

Cazadores de conciencias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora