Capítulo 14.

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Seguido a la espectacular (o por lo menos a mi me pareció) entrada de Christian, apareció la presión en el pecho.

Jadeando, le observé bien: el pelo le caía sobre la frente; la camiseta blanca le marcaba todo su musculoso cuerpo y los vaqueros desgastados le caían con estilo por las caderas. Iba descalzo.

-Sin palabras, ¿eh? -desvié la mirada hacia el hombre de la cicatriz.

-¿Quién eres?

-Oh, ¿no me conoces? Soy Burn.

Me costó ubicar ese nombre tan familiar, y cuando recordé a Megan hablándome de él, retrodecí instintivamente hasta chocarme con la pared.

-Querida, no temas, toma asiento, no quiero hacerte ningún mal.

-Creo que me quedaré de pie. -contesté, recelosa.

-Bien, como quieras. -y dirijiéndose a Christian- Puedes retirarte.

Christian se alejó de mi, entrando en la oscuridad de nuevo; la presión disminuyó, permitiéndome recuperar la velocidad de mi respiración.

-Interesante reacción. Te molesta que esté aquí, ¿me equivoco? No te cae bien, no te inspira confianza. ¿Sabes por qué? Porque no puedes ver su aura.

-Si que...

-Chst. Claro que "puedes". Pero no la ves bien. Solo puedes ver lo superficial. Y eso, inconscientemente, tu cerebro lo sabe.

-¿Cómo?

-Oh, querida, nunca te rebelaría el cómo, a no ser... -y añadió con voz trémula- que te unas a mí.

-¿Unirme a ti? ¿Qué clase de descerebrada crees que soy?

-¿Descerebrada? Al contrario querida, tú eres espléndida, inagotable. Tienes un poder que no te puedes ni imaginar, y esos Cazadores no saben valorarlo.

Empecé a calentarme; noté como una especie de fuerza me iluminaba desde dentro, me llenaba de energía y de magia, me veía capaz de todo.

Me veía capaz de destrozar su aura acuosa y verde putrefacta y de destrozar también la de Christian.

-Estás loco.

-Puede que sí, puede que no; pero siempre, siempre, salgo ganando.

Christian. -le llamó.

Y con él, volvió a aparecer la angustia.

Llevaba en sus manos una especie de jeringuilla con un líquido viscoso y anaranjado. Con un rápido movimiento, me la clavó en el cuello, quemando a su paso allí donde me agarró, y despareció.

No tardé ni dos minutos en volver a desmayarme.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2014 ⏰

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