Capítulo 7.

500 22 0
                                    

Han pasado dos semanas desde que rompí con Jordi. Al principio lo pasé un poco mal, pero todo se pasó con rapidez, puesto que no sentía mucho aprecio hacia el. Es última hora en el instituto, y desgraciadamente, trabajamos física y química. Desesperación al máximo.

Para combatir el aburrimiento, Paula y yo nos comunicamos mediante notas, procurando que el amargado profesor no nos descubra.

 -          Ya podéis…

Antes de que acabase la frase, todos los alumnos salimos corriendo de allí, escuchando la sirena de fondo. Llego a la taquilla y la abro, sacando el móvil a la vez que metía libros inservibles que solo ocuparían espacio.

Enciendo el móvil y miro Whatsapp como hago cada vez que termino clases.

 Número desconocido: ¿Haces algo al salir del instituto?

 Me lo enviaron hace una hora. Frunzo el ceño y contesto algo confusa.

 Saray: ¿Quién eres?

Número desconocido: ¿Haces algo o no?

Saray: Di quien eres.

Número desconocido: Te espero fuera, no tardes fea.

 Empiezo a mandarle más mensajes, pero no sirve de nada ya que no contesta.

Salgo de allí poniéndome la trenca. Esta vez no pienso pasar ningún tipo de frío.

 En el patio, miro a ambos lados, esperando encontrar a un chico esperando en un banco, con móvil en mano mientras me busca con la mirada. No hay nadie. Lo más probable es que fuera una broma pesada.

 Veo a Paula acercarse. Sonríe un poco y me mira con cautela.

 -          Saray, oye…

-          ¿Mmm?

-          Te esperan fuera.

Sin decir nada más, corro al exterior del instituto. Al asomar el cuerpo, fuera de la cancela, le veo. Sonríe de oreja a oreja y abre los brazos en plan ‘’¡sorpresa!’’. Me acerco lentamente hasta acabar a su lado.

 -          ¿Cómo has conseguido mi número?

 Mikel ríe y hace ademán de acariciarme la mejilla, pero me aparto.

 -          Guardé tu número cuando robé el móvil de Paula – se encoge de hombros.

-          ¡Qué capullo!

Trago la pequeña sonrisa que se forma en mis labios. Capto que lleva un casco entre sus piernas.

 -          Súbete.

-          ¿Y si no quiero ir a ningún sitio contigo? – arqueo una ceja.

-          No acepto un no por respuesta.

 Guiña el ojo, y sin saber como, ya estoy montada detrás de el. Me ofrece el casco y me lo pongo con total rapidez.

 -          ¿Tú no te lo pones?

-          Nah. Nunca lo llevo.

Hago una mueca y agarro sus abdominales con fuerza. Hecho un último vistazo a la puerta del instituto, donde Paula me levanta el dedo pulgar y sonríe, deseándome suerte.

* * *

Acepto su mano para ayudarme a bajar de la moto. Por culpa del uniforme, no puedo hacer muchos movimientos si no quiero que toda la calle me vea la ropa interior. Estamos en una especie de paseo. Nunca en mis dieciséis años de vida lo he visto. Extraño, habiendo nacido en Barcelona.

No te alejes de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora