Capítulo 9.

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-          Saray… - Kevin me aprieta el hombro con cariño – mejor vamos a otro sitio.

-          Ni hablar.

Con aire decidido me acerco a Jordi. Este, que se acaba de percatar de mi presencia, sonríe con aire burlón.

 -          ¿Algún problema?

-          Si. Tú eres el problema. Ya veo todo lo que me querías ¿eh? ¡No ha pasado ni un mes y ya estás comiéndote la boca con una tía!

-          Hemos cortado. Se supone que los dos ya podemos estar con quienes nos da la gana.

Le fulmino con la mirada y bufo. Ni siquiera sé porque me molesto en hablar con un gilipollas como el.

 -          ¿Me quieres? – pregunta con seriedad.

-          No.

-          ¿Entonces porque te jode que esté con esta chica?

La chica mira la escena con mucha timidez. Se le ha cortado todo el rollo, y no me extraña. Me da lastima.

 -          Mira, déjalo, follate a quien te de la gana – miro a la chica – ten cuidado con este tío, avisada estás.

El buen humor de hace unos momentos ha desaparecido por completo. Y en ocasiones como estas me olvido de todo lo que hay a mí alrededor y solo pienso en mí. No se como, pero llego sin ningún problema a la barra del bar y pido un vodka, está vez bien cargado. A la mierda el no emborracharse.

 * * *

Grito como una posesa en medio de la fiesta, moviendo los brazos de un lado a otro. Ni idea de cuanto he bebido, pero ¿qué más da? ¡A disfrutar! Le doy un trago a… no se, cogí la bebida de la barra sin permiso alguno. Espero que no me viese el propietario, porque si no se liaría una buena.

Pero no me divierto. Vale, hay buena música, buenas bebidas, buen ambiente, ¿y para qué negarlo? No paran de llegar tíos buenos.

Aún así, sabiendo que mi ex novio está aquí, con otra tía, mientras que yo estoy bailando sola como si fuese una marginada, pues no mola.

Mis amigos estaban desperdigados por toda la fiesta, así que podría escaparme cuando me de la real gana. Y eso hago. Salgo de la discoteca con el vaso en la mano y suspiro. Aire libre, tranquilidad.

Entonces me doy cuenta de que quizás, y solo quizás, me he pasado un poco con la bebida. Me empiezo a marear y las ganas de vomitar aumentan por momentos. Ignorando todo el malestar, camino erguida y rápidamente, en busca de algún lugar solitario en el que poder descansar. En unos segundos me terminó el vaso, tirándolo en el asfalto. Por suerte, no era de cristal, si no de plástico.

Las personas pasan por mi lado y algunas me miran con extrañeza al ver a una chica sola por la calle, y más al ser de noche. En pocos minutos todo el mundo ha desaparecido, estando de nuevo sola. Sé a donde me dirijo a pesar de estar un poco borracha.

El trayecto no ha sido muy largo, quizás de unos 30 minutos. Eso es record para mi, y más al llevar tacones. Bajo unas escaleras y sonrío.

Estoy en una especie de puerto, por así decirlo. A mí alrededor se expande todo el mar, y hay pequeños acantilados por los que los más valientes se atreven a tirarse. Adrenalina en estado puro. Cada vez que necesito estar sola o despejarme, voy a este lugar. Mi lugar.

Suspiro y me tiro en el suelo, más mareada que antes. La cabeza me da muchas vueltas a causa del alcohol. Cierro los ojos, pero una voz me los hace abrir.

No te alejes de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora