Capítulo 16.

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Como es de costumbre, he salido a la calle sin siquiera abrigarme. Aunque dada la situación en la que me encontraba, no era plan de subir a por un abrigo y bajar tan tranquila. Miro la hora y apresuro el paso al ver que son las doce menos cuarto.

Mil cosas pasan por mi cabeza, y todas son recuerdos con Mikel. Finalmente, este chico ha conseguido lo que pretendía.

Los tacones (por desgracia rojos) impiden que pueda correr, pero hago uno de los mayores esfuerzos del mundo. Y esta vez si que corro. Mucho más que cuando Mikel me persiguió tras intentar robarle la moto.

El eco de mis pisadas resuena por toda la calle. Da miedo al estar desierta, pero mejor así que llena de niñatos sin neuronas. Una brisa de aire fresco hace que mi cuerpo se contraiga y tiemble. ‘’Querido’’ frío, no me hagas esto.

Tras correr  un poco más, al fin llego a mi destino. Aprieto los dientes con nerviosismo, esperanzada de que aún esté allí. Y por suerte, está.

Distingo la silueta de Mikel sentada frente al mar, ignorando el frío del cemento. Parece estar fumando y se le nota de un tranquilo muy… ¿desanimado? Posiblemente pensaría que iba a ir, de ahí a que fume.

Me acerco sin hacer mucho ruido, con el corazón a mil por hora. No percibe mi presencia, y lo agradezco por un lado. ¿Qué hago ahora? ¿Le digo ‘’hola’’? No, eso suena bastante estúpido.

Me siento a su lado provocando un poco más de ruido. Mikel está sordo y ciego o es que está tan en su mundo que no se da cuenta de nada.

Le miro y sin querer una sonrisa se forma en mis labios. Ya sé que debo hacer. Algo que en el fondo, muy fondo, deseaba días atrás hacerlo.

Poso mi mano en su mejilla y vuelvo su cara hacia mí. No le da tiempo a reaccionar, ya que le he besado. Un beso simple pero dulce. Un simple contacto de los labios. Me separo unos centímetros y le miro a los ojos. Él hace lo mismo, con una sonrisa radiante.

 -          ¿He tardado mucho en venir?

Ríe al escuchar mi pregunta y asiente con energía.

 -          Lo dicho, sufres tardintitis de nacimiento.

-          ¿Tardin… qué? Tú y tus palabras inventadas.

-          Sary, enana, tengo una mente libre.

-          De tonto. Y no me llames así.

-          ¿Y si lo sigo haciendo que harás?

-          Pues… motero-malote azul, motero-malote azul, motero-malote azul, motero-malote azul, moter…

Me veo interrumpida por un beso de los suyos. Si, he dicho de los suyos, Made In Mikel. Mueve con fuerza sus labios sobre los míos. Sigo sus movimientos y entrelazo mis brazos por su cuello. Abre los labios y deja que su lengua se adentre en mi boca. Paramos para tomar un poco de aire. Los dos estamos acalorados, pero más despiertos y vivos que nunca.

 -          Sary – me mira a los ojos y sonríe al ver mi mueca de desaprobamiento – te jodes, a partir de ahora te llamarás así. Bueno, a lo que iba… nunca he conocido a una chica con tan poco sentido común como tú. Hace unos meses intentaste robarme la moto arriesgándote a cualquiera cosa. Luego con días de conocerme dejaste que te llevase en ella. ¡Encima me rechazabas cada vez que coqueteaba contigo! ¡Puta loca!

-          En eso si que tuve sentido común – río.

-          Soy irresistible, bonita. Sigamos… por eso me interesé por ti. Eres la chica pija más rara que he visto en mi vida. La verdad es que me sorprendía cuando te alejabas de mi, nunca me han hecho eso. Luego nos empezamos a conocer realmente… más bien yo te empecé a conocer a ti. No me transmites lo mismo que las demás chicas ¿sabes? Eres…

No te alejes de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora